La doble jugada de Oriol Junqueras dentro de ERC
El todavía president de Esquerra quiere coger las riendas y deberá decidir si vota la investidura de Salvador Illa
Todas las miradas en la calle Calabria estaban puestas en Oriol Junqueras. El presidente de ERC aseguraba este martes verse "con fuerzas" para seguir como presidente de ERC tras varios días de silencio. Parece que Marta Rovira, secretaria general, está decidida a dejar su cargo y alinearse con Aragonès, en una jugada que se podía entender como de presión a Junqueras.
Pese a ello, Junqueras ha enviado una carta a los suyos donde dice que trabajará desde el sitio "que determine la militancia de ERC, a través de los máximos órganos soberanos del partido que correspondan. Consciente de los límites que desgraciadamente sigue imponiéndonos la represión".
El río republicano baja revuelto tras una década de paz, pero son muchos los que perderán su cargo y sueldo y otros que han sido arrinconados los últimos meses. De momento, algunos ya preparan armas, pero seguían a la espera del movimiento que ya ha hecho Oriol Junqueras.
De hecho, serán dos. El presidente de Esquerra parece decidido a romper la bicefalia existente y que tan malos resultados ha dado. Un gallo en el partido y otro en el Govern no ha servido de nada y el papel de Junqueras los últimos meses ha sido extraño y en una incómoda segunda fila. La nueva generación de dirigentes -Raquel Sans, Marta Vilalta o el propio Aragonès- se había distanciado de Junqueras y veremos ahora si plantan cara y presentan un candidato alternativo.
Lo que pasa es que Junqueras asumió la candidatura de Aragonès esperando este momento. Gabriel Rufián afirmaba en campaña hace unas semanas que su sueño era ver a Oriol de president de la Generalitat. Hay, pues, un sector minoritario que ha empujado a Junqueras a coger las riendas y posponer el debate de la sucesión para más adelante.
El problema es que la mayoría de las bases, los que no tienen sueldo ni cargo, piden un cambio radical y sereno. Sienten que el partido se ha acomodado, que muchos de los altos cargos han pasado de la formación y ni se les ha visto en campaña. ERC ha perdido sus orígenes y llegó a creer que podía mantener el poder durante décadas.
Junqueras no simboliza precisamente la nueva Esquerra que piden los militantes. Fue vicepresident de Puigdemont y encarna más el pasado que el presente. ERC debe poner al día su discurso, pervertido por un wokismo más propio del 15M que del 2024. El sector del presidente -Rufián o Tardà- representa más algo parecido a los Comuns que a la centralidad que deberían buscar los republicanos.
La carta que Junqueras ha enviado puede ser un mísil para ver la reacción de los suyos. Junqueras asegura en la misiva que será la militancia quien decidirá qué sitio ocupa el actual presidente, de modo que con esta jugada toma la iniciativa y espera el movimiento de los otros.
La otra decisión de Junqueras
Si el todavía president consolida su jugada y se erige como el líder de la formación tras la renuncia de Aragonès se abren muchos escenarios. ERC debe convocar un consejo nacional que se prevé caliente y Junqueras puede calmar los ánimos asegurando que asume el papel de cara visible como algo temporal. Lo que pasa es que su partido debe decidir qué hacer tras las elecciones.
La política es cruel y Esquerra tiene la llave para investir a Salvador Illa y evitar nuevas elecciones. Es así de simple: los republicanos pueden dar al PSC la presidencia o llevarnos a una repetición. Queda claro que a Puigdemont ya le va bien volver a votar en octubre y que al PP de Alejandro Fernández tampoco le molesta.
De momento, Junqueras mantiene la equidistancia en su carta. Solo confirma que ERC seguirá en la oposición y no descarta hacer presidente a Salvador Illa, mientras que se aleja de Puigdemont. Eso sí, mantiene lo que dijo Aragonés, "ahora toca a otros protagonistas hacer los pasos para garantir la estabilidad".
Sin embargo, el argumento de Junqueras sobre el PSC y Junts es para ganar tiempo. Todos los caminos llevan a una investidura de Illa - con tripartito o sin él- o a nuevas elecciones. No hay más, aunque lo puedan disfrazar como quieran
El dilema para los republicanos es mayúsculo. ¿Regalar el Govern al PSC y entrar en una crisis interna desde la oposición o ir a nuevas elecciones? Es la decisión que debe tomar Junqueras, que sería de facto el candidato, confiando que la amnistía llega en tiempo y forma.
Hay, pues, un morbo para Oriol: el de superar a Aragonès y recuperar lo que siempre ha creído que le pertenecía. Ahora bien, el riesgo es enorme y la mayoría de cargos del partido no están por la labor de volver a jugársela. Oriol Junqueras debe tomar dos decisiones en poco tiempo y las dos marcarán el futuro de la política catalana. Estén atentos.
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