Un diputado de ERC, sobre Vox: 'Antes nos habrían matado'
Según él, por esa victoria del procesismo que son los 'pinganillos'
Se llama Jordi Salvador, es el diputado a quien Josep Borrell acusó de lanzar contra él un escupitajo allá por 2018 y hoy estaba exultante. Además, la espantada de Vox le ha permitido tuitear a placer y presentarse como una mezcla de héroe y víctima. Dice que lo que él llama "el facherío" le hubiese matado en un tiempo pretérito indefinido. A él y a sus compañeros procesistas.
Espantada de Vox
El tuit de Salvador ha llegado al poco de que Abascal y sus diputados hayan abandonado el primer pleno de la legislatura. Lo han hecho uno por uno y después de dejar los recién estrenados pinganillos en el escaño de un Sánchez ausente. Ha sido entonces cuando Salvador, en vez de escupir o amagar con hacerlo, ha tirado de móvil. Literalmente, y a su entender, hoy hay gente que "le habría matado" de poder hacerlo.
280.000 euros
La traducción simultanea en el Congreso exigida a Sánchez por Puigdemont como muestra de buena voluntad cuesta al erario público 280.000 euros. Y sólo de momento, porque hasta la fecha el diario de sesiones se redactará sólo en castellano. Los diputados de Vox protestan porque consideran que la medida es “una exaltación de la división” pagada con dinero público.
Para Jordi Salvador es algo diferente. Lo decía en Twitter: "Avui els que ens perseguien, empresonaven, ens canviaven els noms que els nostres pares ens havien posat, avui el ‘facherío’ ha abandonat l’hemicicle. Abans ens haurien matat. Avui, que al Congreso no hi hagi idiomes de primera i de segona és un avanç democràtic”.
Pólvora del Rey
Lo dicho, un avance que se paga con pólvora del rey. En el Parlament o en el Eusko Legebiltzarra nadie traduce nada al castellano de manera simultánea a los diputados que no dominan las lenguas cooficiales que allí se hablan.
Aceptemos que lo de ayer es un “avenç democràtic” ¿Qué sucede entonces en cada sesión de las cámaras catalana y vasca? Quizá, un día, Jordi Salvador nos lo explique. Con todo, ciertamente estamos ante un avance: escribir tuits es más democrático que escupir y luego negarlo.
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