Una mujer de cabello oscuro y expresión seria en primer plano, con una imagen borrosa de un hombre sonriendo en el fondo.
POLÍTICA

El dilema Laura Borràs en Junts a las puertas del congreso nacional

Puigdemont ansía la reunificación ideológica del partido, pero a la vez necesita retener el apoyo de los radicales

Junts per Catalunya celebrará los días 25 y 26 de octubre un congreso nacional crucial para el futuro de la formación. No solo se elegirá la presidencia, que recaerá si no hay sorpresas en Carles Puigdemont, sino que se dirimirá la lucha entre los diferentes sectores que luchan desde hace tiempo por el control del partido. Sobre todo entre la vieja guardia convergente, con el secretario general Jordi Turull a la cabeza, y los díscolos aglutinados en torno a la presidenta Laura Borràs.

Montaje con tres planos medios de Laura Borràs, Carles Puigdemont y Jordi Turull con cara de preocupación

Se trata en realidad de un tira y afloja entre las tendencias conservadoras del partido y los que se subieron al carro durante el auge del procés.

El núcleo de los conservadores lo integran los históricos de CiU, cuadros orgánicos y gente de partido guiados por un sentido pragmático de la política. Son partidarios de la progresiva rectificación del procesismo para volver poco a poco a las esencias del viejo pujolismo. Creen que una vez certificada la derrota del procés, toca volver al seny y convertir a Junts en el nuevo partido de orden del nacionalismo catalán.

El sector encabezado por Borràs está integrado por figuras procedentes de la sociedad civil, más guiados por el idealismo que por los rudos y fríos mecanismos de la política. Son partidarios de ensanchar la base ideológica del partido y recuperar la estrategia de la confrontación contra el Estado español. Creen que una vez certificada la traición de ERC, Junts debe convertirse en vanguardia del independentismo octubrista (1-O).

Un dilema difícil de resolver

Hasta ahora parecía evidente que el sector de Laura Borràs estaba condenado a desaparecer. Puigdemont, que había renunciado voluntariamente a la presidencia del partido en 2022, volvió a tomar las riendas tras el acuerdo del PSOE y apartó a Borràs para aupar a Turull. Su idea era la de una transición dulce hasta el congreso nacional, donde los borrasistas quedarían definitivamente desplazados.

Pero las cosas no han ido como Puigdemont esperaba, y el dilema Laura Borràs se le presenta más confuso que nunca a las puertas del congreso nacional.

Aurora Madaula y Laura Borràs, una con abrigo gris y bufanda y la otra con abrigo blanco, están en un evento al aire libre con más personas y banderas de fondo.

Por un lado, Puigdemont ansía la reunificación ideológica del partido que culmine el viaje al centro iniciado hace unos meses ante el auge de Aliança Catalana. Pero es precisamente la amenaza de Aliança Catalana lo que impide ahora mismo a Puigdemont renunciar a los sectores más radicales del partido. Los convergentes temen ahora que la liquidación de los borrasistas acelere la fuga de dirigentes y militantes de Junts al partido de Sílvia Orriols.

Saben que el éxito de Aliança Catalana es en buena medida el resultado de la frustración del independentismo radical ante el fracaso del Procés. Un repliegue ideológico y estratégico radical en el congreso de octubre alentaría a los díscolos de Junts al transfuguismo hacia el independentismo identitario. El objetivo de Puigdemont ahora es acabar con la división interna sin sacrificar a los sectores necesarios para resistir el envite de Aliança Catalana.

Qué pasará con Laura Borràs

Pero eso devuelve a la pregunta inicial, la gran incógnita que deberá resolverse en este congreso: ¿qué pasará con Laura Borràs una vez Puigdemont recupere la presidencia?

Parece evidente que Borràs será degradada en la estructura jerárquica de Junts, pero sin perder ascendencia dentro de la nueva ejecutiva. Puigdemont sabe que su figura está amortizada, pero también que sigue teniendo tirón entre importantes sectores que ahora necesita para evitar más fugas. El expresident está dispuesto a mantener los contrapesos dentro del partido, siempre que no ensombrezcan su liderazgo absoluto.

Estos días Laura Borràs está siendo la más enérgica en la denuncia de Junts de la estructura B de ERC. Y este es otro condicionante para el relevo de su figura, porque Puigdemont necesita mantener al frente a los elementos más decididos contra Esquerra para seguir desgastando a los republicanos. Pocos dirigentes en Junts odian más a ERC que la aún presidenta Laura Borràs.

Hay otra cosa importante, y es que en este congreso, por primer vez, se elimina el requisito de seis meses de militancia para formar parte de la dirección. Es decir, de forma consciente Junts abre sus puertas a la entrada de nuevas caras a la vez que permite la doble militancia para abrir el espectro ideológico. Una forma de amortiguar el efecto de la salida de Borràs, cuyas consecuencias están por verse.

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