La Diada evidencia los nervios de la CUP ante el auge de Aliança Catalana
'Antifascistas' irrumpieron en el Fossar de les Moreres profiriendo gritos y amenazas
La Diada de este año ha dejado muchas lecciones, una de ellas la creciente polarización dentro del independentismo. Especialmente entre la izquierda independentista, con la CUP al frente, y el espacio que representa Aliança Catalana. En el trasfondo está la crisis que atraviesan la CUP y sus organizaciones que ha llevado a sus militantes a desatar su ira contra miembros del partido de Sílvia Orriols.
La tensión entre la CUP (y sus organizaciones) y Aliança Catalana lleva tiempo in crescendo, pero la Diada ha supuesto la eclosión.
Los "antifascistas" irrumpieron en el Fossar de les Moreres, lugar emblemático del independentismo catalán en Barcelona, para boicotear la presencia de Aliança Catalana en los actos de la Diada. Se escucharon los clásicos cánticos de “fuera fascistas de nuestros barrios” y “pim, pam, pum que no quede ni uno”. Además, intentaron romper el cordón policial para agredir a los miembros de Aliança Catalana que se encontraban allí.
El Fossar de les Moreres fue el epicentro de las provocaciones de los sectores de la CUP, pero también se reprodujeron en otras ciudades como Lleida. La cosa no quedó ahí, y el enfrentamiento se ha trasladado a las redes sociales. Estas últimas horas ha habido provocaciones, insultos, señalamientos y amenazas cruzadas entre ambos sectores.
La CUP no digiere el cambio de paradigma
En las redes sociales, muchos simpatizantes y militantes de Aliança Catalana se preguntaban por qué la izquierda independentista muestra tanta virulencia contra ellos y no por ejemplo contra Vox. La respuesta es sencilla, y es que Vox no compite por el mismo espacio. En todo caso, los esporádicos ataques a esta formación sirve a la CUP y sus terminales para seguir alimentando el autobombo del "antifascismo".
En cambio, Aliança sí representa una amenaza directa para el espacio de la CUP. De hecho, el auge de los identitarios se alimenta en buena medida del hundimiento del narcisismo. En la CUP ven como su proyecto se deshace a marchas forzadas mientras el movimiento que encabeza Sílvia Orriols sigue creciendo y sumando más adeptos.
Se trata de un cambio de paradigma, pues Aliança Catana está liderando ahora un espacio que hasta hace poco controlaba la CUP de una forma importante. Además, esta vez la estigmatización y la amenaza no solo no consiguen disuadir a su oponente sino que parecen reforzar aún más su posición. Esto explica la virulencia con la que este 11 de Septiembre atacaron a Aliança Catalana, pese a que muchos catalanes no entendieron la imagen de independentistas atacan a independentistas.
La lucha por controlar el relato
Hay otro factor que ha disparado los nervios en la CUP, y es la normalización de Aliança Catalana en el ecosistema político catalán. No solo por su llegada al Parlament, sino también por su crecimiento en el territorio pese a los continuos ataques de la izquierda. Ver una parada de Aliança Catalana (por ejemplo en los actos de la Diada) ya no es una rareza, del mismo modo que la gente ha perdido el miedo a hablar sobre ciertos temas y decir ciertas cosas.
Este ha sido uno de los grandes éxitos de la formación, que no solo ha roto tabúes sino que en pocos meses ha conseguido controlar el relato en temas como la inmigración y la seguridad. Un proceso inverso al de la izquierda, cuyo relato se ha visto superado por la realidad cotidiana en las ciudades y los barrios de Cataluña. Precisamente entre muchos de sus potenciales electores, lo cual explica el hundimiento electoral de la CUP y su pérdida de la hegemonía.
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