Dos hombres en traje conversan en un entorno formal con personas al fondo.
POLÍTICA

La estrategia de Puigdemont en Madrid impide a Junts liderar la oposición en Cataluña

Los postconvergentes se ponen de perfil mientras PP, Vox y Aliança Catalana suben el tono contra Illa

La estrategia de Carles Puigdemont al pactar con el PSOE era arriesgada entre otras cosas porque obligaba a Junts a ser socios de los socialistas en Madrid y oposición en Cataluña. Es cierto que cuando Puigdemont invistió a Sánchez Illa aún no era presidente. Pero Junts y el PSC ya rivalizaban entonces por la Generalitat, y está claro que la estrategia de pactos de Waterloo no ha funcionado.

Montaje con un plano medio cort de Carles Puigdemont y otro de Pedro Sánchez, uno mirando hacia arriba y otro mirando al suelo con cara de preocupación

Junts es el segundo partido más numeroso de la cámara catalana y como tal le correspondería liderar la oposición. Pero la ausencia de Carles Puigdemont hace descansar el peso en un dirigente de perfil como Albert Batet. De hecho, a lo largo de estos meses el partido ha ido cediendo peso a otros perfiles más incisivos como Salvador Vergés.

Más allá de los perfiles, es evidente que Junts en Cataluña tiene un problema de estrategia derivado de los acuerdos de Puigdemont con el PSOE.

Junts deja el carril libre a PP, Vox y AC

Hasta ahora, el argumento era que Junts estaba haciendo más por los catalanes que el propio Govern, gracias a las concesiones arrancadas a Pedro Sánchez. Pero la crisis del PSOE por la trama corrupta de Santos Cerdán ha evidenciado la debilidad de Junts en la oposición.

Justo en el momento en el que cabría ser más duros con Salvador Illa, Junts ha tenido que ponerse de perfil. El grupo de Albert Batet ha evitado el choque directo con el Govern y ha dejado vía libre a PP, Vox y Aliança Catalana.

Estos partidos han aumentado el tono contra Salvador Illa, mientras Junts se va diluyendo como un azucarillo. El PP de Alejandro Fernández ha insistido en vincular a Salvador Illa con la trama de Koldo y Cerdán. Vox actúa como un rodillo con temas como la corrupción, la seguridad y la educación, y Sílvia Orriols sigue creciéndose denunciando a la casta procesista.

Frente a este tono duro, el grupo de Junts se ve desarmado porque toda su estrategia está supeditada a lo que pasa en Madrid. No pueden ser muy duros con Illa porque la prioridad es seguir sosteniendo al Gobierno de Pedro Sánchez. 

Todo por la amnistía a Puigdemont

La principal razón de ello es que toda la estrategia de pactos de Junts ha ido orientada a salvar políticamente a Carles Puigdemont.

Waterloo necesita mantener con vida a Sánchez hasta que Puigdemont vuelva a Cataluña y pueda liderar personalmente la oposición a Illa. Esto conduce a una contradicción de deber ser única en el mundo: en Cataluña, la corrupción que salpica al partido del gobierno incomoda al principal partido de la oposición.

Esto no hace más que evidenciar el fracaso de la estrategia de Carles Puigdemont, que podría tener que pagar un precio demasiado alto para la amnistía. A este paso, y a juzgar por las encuestas, cuando vuelva a Cataluña lo hará como presidente de un partido hundido.

Un hombre con gafas y traje oscuro frente a una bandera con franjas rojas y amarillas.

Pero no es lo peor, ya que a medida que se va demostrando el fracaso de su estrategia va perdiendo apoyos dentro de su propio partido. Hay una distancia cada vez mayor entre las estructuras intermedias del partido y el politburó formado por Puigdemont, Turull y Nogueras. Crece el descontento hacia Puigdemont, que lleva tiempo discutido internamente por su deriva.  

De momento, quien sonríe es la derecha que se consolida como gran alternativa al proyecto de Salvador Illa. Junts corre el riesgo de quedar diluido en un espacio de centro que ya no existe. Las cosas no pintan nada bien en Waterloo, veremos cómo evoluciona la cosa.

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