Una pared de madera con grafiti verde y texto amarillo en la parte inferior.
POLÍTICA

Dejan en evidencia a la CUP tras vandalizar la casa de Gerard Piqué en la Cerdanya

Los usuarios recuerdan que son precisamente los cupaires los que dan el perfil de ‘pijos’

En el día de ayer las juventudes de la CUP, Arran, volvían a hacerse virales por una de sus clásicas protestas con pintadas. En este caso, vandalizaron la casa de Gerard Piqué en la Cerdanya. “Hoy os enseñaremos la segunda residencia de Gerard Piqué”, dicen los jóvenes cupaires paseándose por la casa del futbolista.

Mientras explican que en la Cerdanya hay muchas segundas residencias, en las imágenes se ve cómo hacen pintadas en la casa. “Fuera pijos”, escriben en la puerta de la residencia. Finalmente, concluyen con tono amenazador que “no dudaremos en llegar hasta las últimas consecuencias”:

Si los jóvenes de la CUP querían conseguir visibilidad con este acto vandálico, lo han conseguido. Con cerca de 330 mil visualizaciones, el vídeo ha cosechado más de seiscientos comentarios y ha motivado un debate. Y a muchos de los usuarios no se les ha pasado por alto que los cupaires suelen ser precisamente un ejemplo de “pijos”.

Imagen primer plano de Gerard Piqué

Más de uno ha recordado que, según el último CEO, los votantes de la CUP son los que más planean irse de vacaciones, frente a los votantes de Vox, que son los que hacen menos vacaciones. Entre estos usuarios estaba Francesc Abad, que ha compartido la información del CEO y también ha aprovechado para hacer ironía. “Ay, sí, de verdad, fuera pijos, que si no los sacamos nos los encontraremos cada día por allí y no queremos”:

Pintar: la estrategia política de la CUP

Por el momento, parece que Arran ha decidido que su estrategia política pase por hacer pintadas que se convierten en virales. En poco más de un mes, las juventudes de la CUP ya han vandalizado las paredes de la ciudad de Gerona (con un alcalde de la CUP), la sede del PSC en Vilanova y la sede de Aliança Catalana en Ripoll.

Y como ha sido habitual en todos estos casos, el desprecio que han recibido por redes ha sido máximo. Son muy pocos los que ven en esta clase de acciones algo que tenga una verdadera utilidad política. Esto es lo que explica que el problema real de la CUP no sea la casa de Gerard Piqué, sino la decadencia electoral en la que se han instalado.

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