Defiende las bondades de la Barcelona de Ada Colau y le llueven los zascas

Tras gobernar ocho años en Barcelona, los Comunes perdieron en las últimas municipales 25.000 votos y pasaron de segunda a tercera fuerza. Está claro que cada vez más vecinos dan la espalda al colauismo. Pero aunque la exalcaldesa Ada Colau tiene muchos detractores (cada vez más), también cuenta con sus incondicionales. 

José, un barcelonés de Sant Antoni que se presenta en Twitter como profesor jubilado, ha querido defender a los Comunes ahora que ya no están de moda. Lo ha hecho con imágenes del urbanismo táctico, las superilles, que son una de las grandes herencias del colauismo. “Uno de los barrios que ha destrozado Ada Colau”, ha dicho este vecino de forma irónica, “lástima que no haya salido elegida para continuar destruyendo Barcelona”.

Este hombre deja claro que para él Ada Colau es “la mejor alcaldesa de Barcelona junto con Maragall”. La publicación no ha tardado en correr como la pólvora por la red social, con más de un zasca para este admirador del colauismo. Muchos le recuerdan lo que han hecho Ada Colau y los Comunes en barrios más humildes como el Raval, hoy convertido en un pozo sin fondo de delincuencia e incivismo.

Zascas por la publicación sobre Colau

“El Raval está al lado y lo dejó bien abandonado y lleno de drogadictos, los que vivimos en barrios humildes le estaremos siempre agradecidos”, responde un usuario. Incluso José reconoce que “es posible” y que en todo caso “solo comentaba mi barrio”. Otro vecino opina que “el único legado positivo son las superilles, pero insuficiente”, haciendo referencia al “fiasco” en temas como la limpieza y la seguridad.

Un comentario señala que el barrio de Sant Antoni “está destrozado por muchos bancos y pintadas en el suelo que hagan”, y hace referencia a “la droga, la delincuencia, los borrachos, la suciedad y el abandono de los parques”. Otro afirma que “el Raval se ha dejado degradar” con “grupos durmiendo en bancos, heces humanas en la calle, delincuencia y okupaciones”. También hay quienes defienden las superilles, pero otros critican que el tráfico se ha trasladado a otras zonas colindantes.