Fotografía de Pere Aragonès en un mítin aguantando un paraguas bajo la lluvia
POLÍTICA

La danza de la lluvia de Pere Aragonès

El president de la Generalitat no asume errores con la gestión de la sequía, pese a llevar ocho años en el Govern y muchos más en el Parlament: solo la lluvia nos puede salvar


"Si no llueve, vendrán meses complejos y momentos complicados", decía este martes desde el Parlament Pere Aragonès. El president hacía frente a un pleno monográfico sobre la sequía y subió al atril con el discurso bien aprendido. ¿La culpa? De lo que gastó el tripartito y de la 'austeridad' de los gobiernos tras el 2010. Todos tienen un factor en común: contaron con el apoyo de Esquerra en 18 de estos 20 años.

Desde 2003 al 2010 el partido de Pere Aragonès estuvo en el ejecutivo con socialistas e Iniciativa. Desde 2012 hasta ahora, o bien ha dado su apoyo al Govern externamente o ha formado parte del ejecutivo catalán. "Hoy estamos pagando las consecuencias de la sequía de inversiones de años anteriores, de estructuras que se habían desprogramado y también de la manera de entender el sector del agua, clave y estratégico, como uno prescindible que no tenía que estar en las prioridades y se podía privatizar", aseguraba Aragonès.

Pagamos, pues, el pasado y aquí nada se le puede reprochar a Pere Aragonès. ¿Seguro? El actual president es diputado en el Parlament desde 2006, hasta que en 2016 ya ostentó su primer cargo en el Govern. Tiene responsabilidades indirectas desde antes de la sequía y directas -fue secretario de Economía, conseller de Economía y president- desde hace ocho años. Aunque lo esconda, él también es responsable de este pasado que critica y que ahora no quiere asumir como propio.

"Pagamos decisiones del pasado. No se nos puede imputar falta de previsión y dejadez", afirmaba ayer el president de la Generalitat. La realidad, sin embargo, desmiente sus palabras. En abril de 2023 la Comisión Europea iniciaba un expediente porque la Generalitat no había presentado su planificación hidrológica de las cuencas internas para el periodo 2022-2027. El plan debía actualizar la gestión del agua y planificar aquellas infraestructuras clave para evitar episodios como el actual. Debía haberse presentado antes de 2022 y a mediados de 2023 aún estaba en tramitación.

Imagen de Pere Aragonès y Artur Mas, ambos juntos, en un montaje en una clase

La nula planificación del Govern de Pere Aragonès

El Govern de Pere Aragonès no ha hecho los deberes. Tampoco los hicieron los otros, aquellos a los que Pere votaba desde su escaño en el Parlament o gobernaba conjuntamente desde Plaça Sant Jaume. El plan que finalmente presentó la Generalitat ya se avistó insuficiente desde un inicio y ha tenido que ser el Gobierno del Estado quien encontrara una fórmula para obtener financiación para construir dos desalinizadoras antes de 2030 y llevar agua este año desde Sagunto.

Pese a las evidencias, Aragonès se ciñe a su guion: nunca habíamos vivido una sequía como esta y, a corto plazo, solo la lluvia nos puede salvar. Ahora anuncia una inversión para 2024 de 1.045 millones a ver si el PSC y los Comuns se deciden a votar ya los presupuestos. Seguro que recuerdan cuando en 2008 el conseller de Iniciativa, Francesc Baltasar se encomendaba a la Virgen de Montserrat. No sería nada extraño encontrarse una mañana de estas a Pere Aragonès y los suyos haciendo la danza de la lluvia entre el Palau y el Ayuntamiento de Barcelona.

Pere Aragonés con el Pantà de Sau de fondo

El doble discurso del president

Hay otra derivada del monográfico de la sequía que retrata a Pere Aragonès. Su partido acordó con el PSC el impulso del Hard Rock y de la ampliación del Prat. El delegado del Govern en Tarragona, de ERC, se ha mostrado favorable al primer proyecto y nombres como Ernest Maragall daban por hecha la segunda infraestructura.

Pues bien, el president utilizó ayer tanto el Hard Rock como el Prat para atacar a Junts y al PSC, acusándolos de "llenarse la boca de cambio climático y sequía" y defender a la vez los dos proyectos. Quién gobierna es él y su propio partido. Si ERC está en contra, sería hora de saberlo, de no pactarlo en los presupuestos y de contarnos cuál es su propuesta. 

Lo que no puede ser es que los incluya en los presupuestos y después los utilice como arma contra la oposición. Lo hemos dicho muchas veces: gobernar implica asumir errores, cargar con tus propias mochilas y tomar decisiones. 

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