La CUP propone soluciones... para el pasado: 'Ahora no hay nada que hacer'

La fuerza política más interesada en resucitar el procesismo tal vez sea la CUP. Después de atesorar durante años una llave que les sobrerrepresentaba, en la CUP ven con preocupación el nuevo contexto político. Y resucitar el procesismo es sinónimo de resucitar el proyecto independentista, que por alguna u otra razón se pervierte.

Esto opina la actual lideresa de la CUP, Laia Estrada. En una entrevista para el Café de Ideas, Estrada ha explicado que el problema es que el independentismo estuvo “secuestrado” por las instituciones. Esta es una de las “conclusiones” y “compromisos” que han sacado del Procés de Garbí:

Hay que recuperar el “independentismo popular”, concluye Estrada. Este proyecto parece llegar en un mal momento. Después de una década procesista, el nacionalismo catalán puntúa más bajo que nunca entre los sentimientos de los ciudadanos. En cualquier caso, en la CUP tienen diseñada la estrategia para “devolver” el independentismo a la “calle”.

Consiste en una “ruptura democrática” y en la confrontación con el Estado. Según explica Estrada, esto consiste en “reivindicar, y cuando sea posible ejercer, la máxima soberanía en el plano de la defensa y la garantía de los derechos para la mayoría de la población”:

Pero el contexto tampoco vuelve a acompañar: ahora porque gobierna el PSC. En la anterior legislatura, en cambio, la ruptura sí era posible “en el sentido de desbordar los límites constitucionales. Es decir, no solo utilizar al máximo la soberanía parlamentaria, sino ir más allá para garantizar derechos de la población”.

Destilado procesista

Por todo lo anterior, Estrada lamenta el proyecto alternativo de resurrección procesista de ERC y Junts. “Esto nosotros no lo compartimos”, ha explicado Estrada. A juicio de la CUP, no se conseguirá la independencia a través de acumular más parcelas de poder autonómico:

Si se tienen en cuenta los resultados electorales que ha cosechado la CUP, parece difícil que este discurso triunfe. El motivo es que no resulta nuevo. Por el contrario, transmite ese aroma procesista de promesas infinitas en torno a la independencia.

Lo que es seguro es que esta legislatura será la prueba de fuego para la CUP. Después de concluir su reorganización interna, la formación anticapitalista se enfrenta a un escenario complejo. Además, parece difícil que se pueda apelar a la unidad independentista teniendo en cuenta la situación de ERC y Junts.