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POLÍTICA

La CUP asume su contradicción para remontar en las enquestas

La número uno abre la puerta a Junts para marcar músuclo indepe mientras la número dos toca la fibra anticapitalista

A menos de una semana para unas elecciones decisivas en Cataluña, los partidos aprietan el acelerador para consolidar su posición o remontar sus expectativas. Es el caso de la CUP, que en pleno proceso de refundación, se halla ante el reto de frenar su declive y dar la vuelta a una situación realmente adversa. En la recta final de la campaña, los cupaires han hecho de la necesidad virtud aunando sus dos almas aparentemente irreconciliables para albergar un mayor espectro electoral.

Este lunes, la candidata Laia Estrada generó un gran revuelo por sus declaraciones en TV3 abriéndose a pactar con Junts y cerrando en cambio la puerta al PSC. 24 horas después aparecía la número dos del partido, Laure Vega, en el debate de La Sexta, con un discurso izquierdista orientado a los barrios trabajadores y las clases populares. La CUP esquiva así la eterna contradicción que resquebraja sus entrañas para utilizarlo a su favor, y apela a la vez al voto nacionalista y al voto anticapitalista.

Muchas fueron las críticas por parte de la izquierda a Laia Estrada, por preferir a la burguesía catalana y priorizar el eje nacional a las conquistas sociales. En la CUP, no obstante, no lo ven así, y creen que a diferencia del PSC, con Junts sí tienen capacidad de influencia para marcar la agenda de un hipotético gobierno independentista. Por otro lado, los cupaires necesitan marcar músculo nacional para evitar que les metan en el mismo saco que a los procesistas, traidores y botiflers.

Pero si el voto está disputado en el espectro nacionalista, tanto más lo está en el ámbito social, donde la derecha está avanzando decididamente en los barrios trabajadores. La CUP necesita imponer su discurso más radical para atraer el voto de las clases populares castigadas por la crisis. Laure Vega cumple a la perfección este cometido, y con su perfil humilde y su enérgica oratoria podría atraer fácilmente a votantes desencantados de ERC o los Comunes.

Mientras a Laia Estrada le caían palos por abrir la puerta a Junts, anoche se reproducían los elogios de figuras de la izquierda catalana y española hacia Laure Vega. Incluso figuras públicas afines a los comunes como Antonio Maestre mostraron su admiración hacia la candidata cupaire. Por no hablar de la multitud de líderes sociales y sindicales que se rindieron a ella en contraste con el poco punch que muestran los comunes.

Crece el optimismo en la CUP

La disolución del Govern y la convocatoria de elecciones anticipadas pilló a contrapié a la CUP, que se encontraba en pleno proceso de refundación. Las encuestas arrojaron primero un batacazo importante, apuntando a la pérdida de hasta cinco diputados y reduciendo a la CUP a una fuerza residual en el Parlament. Los últimos sondeos muestran una ligera recuperación, y en los últimos días los anticapitalistas han recuperado el optimismo.

El voto independentista tenderá a concentrarse en la candidatura de Puigdemont. Pero si la CUP es capaz de fidelizar a su votante independentista y a su vez atraer a los izquierdistas decepcionados de ERC y los Comuns, la cosa podría no acabar tan mal para ellos. Su objetivo es favorecer un gobierno independentista si la aritmética lo permite, y de momento descartan una alianza de izquierdas que tendría que incluir sí o sí al PSC.

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