Puigdemont antes de una rueda de prensa en Argelers

POLÍTICA

Carles Puigdemont: de la independencia al dolor de barriga

El líder de Junts adopta un relato vencedor para convencer a los indecisos y los nacionalistas menos movilizados

Carles Puigdemont se ve con fuerzas. Su candidatura ha ido al alza durante la campaña y las últimas encuestas sitúan al líder de Junts per Cataluña entorno los 35 diputados y muy lejos ya de ERC. Su primer objetivo, el de desempatar entre procesistas, parece conseguido. El segundo, el de alcanzar a Salvador Illa, parece más complicado.

Sin embargo, Junts ha decidido que este debe ser el relato. Lo repiten sus medios y sus acérrimos en redes: Hay partido y puede haber sorpaso a última hora. Ahora bien, para que esto suceda, Carles Puigdemont deber ir a por un nuevo público, a por otros votantes que aún no se han decidido por su formación.

Si uno hace un repaso a las encuestas, Junts ha evolucionado de los 27-29 proyectados en marzo a los 34-36 esta misma semana. La evolución es clarísima y han pasado de estar en un empate técnico con ERC a dejarlos a más de 10 diputados, según varios sondeos. No habrá dudas: Junts será la principal fuerza progresista, mientras que Esquerra deberá hacer mucha autocrítica e introspección.

El problema es que Carles Puigdemont necesita más para volver a la Generalitat. La suma de Junts, ERC y la CUP ahora mismo no llegaría a los 68 diputados. La irrupción de Sílvia Orriols cambia las reglas del juego y, sii bien Junts podría llegar a hablar con Aliança Catalana, republicanos y anticapitalistas ya lo han descartado.

Montaje con fotos de personajes

Carles Puigdemont, pues, debe tener aún más apoyos y él mismo ha visto que debe ir a buscar el votante abstencionista, el indeciso. Evita el cuerpo a cuerpo con Sílvia Orriols y se centra en el que no quiere ir a votar, cansado de las falsas promesas procesistas.

Puigdemont, independencia sin decir independencia

Para el de Amer, los abstencionistas "tienen razón para dudar y quedarse en casa", pero les pide que le apoyen porque es la única formación independentista que puede ganar leas elecciones. Es más, asegura que son los únicos que pueden "provocar dolor de barriga a Madrid". Es decir, no pide el voto para volver el uno de octubre, sino para seguir incomodando en el Congreso, como respuesta a la política española.

Se trata, sin lugar a dudas, de un voto emocional. ¿Quieres enfadar a España? Yo soy tu hombre. Así lo definía el propio Puigdemont: "No cuesta nada, es indoloro y sus efectos son devastadores para algunos". El expresident solo habla ya del uno de octubre desde el punto de vista emocional, como ejemplo de unidad, sin concretar nada.

"Hemos venido a terminar el trabajo y a hacerlo como lo hicimos el 1 de octubre de 2017, con unidad", añadía Puigdemont. Esa es la idea base, apelar a las emociones, a lo vivido y unirlo en una receta de seriedad y buen gobierno frente al "desastre" de Pere Aragonès.

Primer plano de Carles Puigdemont

Para ello, para llegar al votante más indeciso, el expresident debe medir muy bien sus palabras y encontrar una fórmula como la del "dolor de barriga" que lo aleje de la unilateralidad sin perder la mística procesista. El otro día, le pedían cómo haría la independencia y su respuesta fue espectacular: "Un modo de prepararla -la independencia- es explicar muy poco cómo la preparamos".

Carles Puigdemont es, en definitiva, una metáfora. El procesismo no sabe salir de su propia rueda y, sin embargo, su liderazgo sigue siendo muy superior a los líderes procesistas que aparecieron tras el 2017. Por eso ganará a Esquerra y nadie en su partido le discute. La diferencia es que el objetivo final ya no es Itaca, sino provocar un poco de rabia y enfado en Madrid.

El tema real es que harán él y su partido el 13 de mayo. Una vez más, deberán escoger entre simbolismos y emociones o ideología. Ya sería hora que Junts per Catalunya decidiera que quiere ser de mayor.

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