Montaje con foto de personaje
POLÍTICA

Cuando El Periódico pedía 'más Morad y menos Orriols': el rapero entra en la cárcel

La directora adjunta Gemma Martínez ponía la delincuencia como consecuencia directa de las desigualdades

El rapero Morad ingresó anoche en el centro penitenciario de Brians 2 para cumplir una condena de seis meses de cárcel, por conducir sin carnet. Ahora vuelven a la memoria aquel artículo de El Periódico en el que su directora adjunta, Gemma Martínez, pedía “menos alcaldesa de Ripoll y más Morad”. Un ejemplo de cómo la izquierda y la prensa subvencionada ha contribuido a la demonización de ciertas opciones políticas y la idealización de la marginalidad y la delincuencia.

Medios como el Ara y El Periódico, periodistas como Jordi Évole, y políticos como Najat Driouech, llevan tiempo presentando a Morad como ejemplo de superación e integración. La realidad es que este ídolo de masas ha impuesto la ley del terror y la delincuencia en un barrio humilde y trabajador como La Florida, en L’Hospitalet. Y que sus letras contra el orden y la policía ejercen una nefasta influencia sobre muchos adolescentes que le toman como referente y modelo.

El cantante Morad durante una actuación en el Share Festival, en el Parc del Fòrum, a 10 de junio de 2023, en Barcelona

Un ejemplo del blanqueamiento de la delincuencia fue el mencionado artículo de la directora de El Periódico, publicado el 22 de enero de 2024. Bajo el título “menos alcaldesa de Ripoll y más Morad, cuando la inmigración es necesaria”, mezclaba de manera torticera la polémica del empadronamiento con el ‘ejemplo’ de integración del rapero. El texto toma ahora relevancia, con el ingreso en prisión de Morad que deja a muchos en evidencia.

El polémico artículo de El Periódico

La directora de El Periódico defendía las bondades de “la inmigración ordenada” para “el progreso, la diversidad y la cohesión social”. En este sentido, reivindicaba que “las bondades de la inmigración” van más allá de su contribución a la demografía y al mercado laboral, y al mismo tiempo consideraba “imprescindible” que los inmigrantes “se integren y convivan de forma pacífica con derechos y deberes”. Además, advertía de que España está “desbordada” por la llegada de inmigrantes, y pedía “mejorar la gestión pública” de estos flujos migratorios.

“Se ha de agilizar la acogida y la regularización cuando corresponda, evitar la segregación y combatir las dificultades de acceso a la vivienda, la sanidad y la educación”, defendía el artículo. Advertía a continuación de que no hacerlo “contribuirá a agravar las desigualdades que convierten a los inmigrantes en un colectivo vulnerable al riesgo de exclusión”. Según Gemma Martínez, esta desigualdad “alienta a que los inmigrantes sobrevivan al margen de la ley”. 

Montaje con captura de pantalla

A partir de aquí, apelaba a no caer en “las falacias que tanto alimentan el relato xenófobo de parte de la derecha y la extrema derecha”. Para evitarlo, pedía a los medios de comunicación “narrar las buenas prácticas que existen y evidenciar verdades como que la multirreincidencia delictiva nada tiene que ver con la inmigración”. Es entonces cuando pone como ejemplo de buenas prácticas a El Periódico, con “la exclusiva sobre las limitaciones al empadronamiento en Ripoll o la entrevista al polémico pero también reflexivo y certero Morad”.

Un mensaje peligroso

El artículo revela la trampa del discurso de la izquierda que idealiza la marginalidad y acaba justificando la delincuencia con tópicos como el racismo y la exclusión social. La realidad es que en el mismo barrio donde nació y creció Morad hay muchos inmigrantes y gente humilde que sale adelante a pesar de las adversidades. Vecinos que estaban hartos de la inseguridad y la degradación de su barrio en manos de Morad y su banda, a los que la izquierda y sus medios afines glorificaban y ponían como modelo.

La directora de El Periódico desliza que la delincuencia es consecuencia directa de la desigualdad, y que relacionar la multirreincidencia con el aumento migratorio es “xenofobia” y “extrema derecha”. Al mismo tiempo elogia la figura de Morad, con un interminable historial delictivo, y demoniza a una alcaldesa elegida democráticamente por sus vecinos. Una sucesión de contradicciones que ponen en evidencia cuál es el modelo social de la izquierda, y cuales son sus referentes de convivencia e integración.

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