Crece la presión sobre Pedro Sánchez y Carles Puigdemont en una semana clave
Aparecen nuevas voces críticas contra la amnistía
Cada vez más solos y más cuestionados por los suyos y la presión externa. Así es como se sienten ahora mismo Pedro Sánchez y Carles Puigdemont, y los equipos negociadores de PSOE y Junts. Las críticas acechan a la Moncloa y a Waterloo en una semana clave para el futuro político de España.
En las filas socialistas, Odón Elorza ha sido el último en criticar la deriva del partido. El exalcalde de San Sebastián ha cargado sin tapujos contra la amnistía en el Comité Federal del PSOE este sábado. Y se suma así a los díscolos que, como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, se oponen a la sumisión al independentismo.
Otro en mostrar su oposición a la amnistía en las últimas horas ha sido Jaume Guardiola, presidente del Cercle d’Economia. En una entrevista en El Mundo, se retracta de su apoyo inicial a la medida de gracia. Su cambio de posición deja aún más solo a Carles Puigdemont en la recta final de las negociaciones con el PSOE.
Oposición interna en el PSOE
El Comité Federal del PSOE, celebrado este sábado, sirvió para avalar la estrategia de la dirección de pactar con los independentistas. Pero también puso de manifiesto el creciente malestar dentro de las filas socialistas. Odón Elorza, un histórico del partido, ha sido el último en romper su silencio contra la amnistía.
El exdiputado ha pedido una consulta específica sobre la amnistía en el comité federal del partido. La pregunta que se formuló este fin de semana era muy general, sobre formar un gobierno con Sumar “y con el apoyo de otras formaciones”. Para Elorza, tendría que preguntarse directamente sobre “el aval o no a la ley de amnistía”.
Además, el socialista ha sido muy claro en su opinión al respecto. En una entrevista en El Confidencial, afirma que “Puigdemont no puede irse de rositas”. Y advierte que “con el argumento de afianzar la convivencia en Cataluña podemos estar coadyuvando a un perjuicio en la convivencia en el resto de España”.
Puigdemont, cada vez más solo
En el otro lado, Carles Puigdemont empieza a sentir también la presión de una decisión que será clave para el futuro del independentismo. La disputa abierta con el Cercle d’Economia aísla aún más al expresident. Importantes sectores del empresariado catalán ven peligrosa una amnistía que no vaya de la mano de la renuncia a la unilateralidad.
El Cercle d’Economia mostró su apoyo a la amnistía como vía de resolución del conflicto. El ente supeditó la medida de gracia a la renuncia a la unilateralidad. Puigdemont respondió el pasado viernes defendiendo la vigencia del referéndum del 1-O y la declaración unilateral de independencia.
La influyente entidad económica catalana considera que esto dinamita todos los puentes para la resolución del conflicto. En palabras de su presidente Jaume Guardiola, “la actitud de Puigdemont es incompatible con negociar la amnistía”. Junts va perdiendo cada vez más apoyos para una medida, la amnistía, que necesita el mayor consenso posible.
Costes para Sánchez y para Junts
Pedro Sánchez siente la presión de la disensión interna y sabe que tendrá que justificar muy bien la medida tanto a los suyos como al resto de españoles. El silencio impuesto durante las negociaciones y la crítica de algunos barones está desgastando mucho al PSOE. Además, a pesar de marcar líneas rojas, Junts está llevando las conversaciones al extremo pidiendo a los socialistas sacrificios difíciles de asumir.
Por su lado, Carles Puigdemont vio la semana pasada como las bases del Consell de la República votaban en contra de pactar con el PSOE. Con el independentismo radical en contra y sin el apoyo de importantes sectores económicos, Puigdemont se enfrenta más solo que nunca a una decisión crucial. Está claro que el acuerdo no tendrá solo costes para Sánchez, sino también para Junts.
Fuentes negociadoras aseguran que el acuerdo está prácticamente cerrado y podría anunciarse la semana que viene. Queda por resolver la cuestión del relator internacional, algo nada baladí por el rechazo que genera en el PSOE. Aunque llegados hasta aquí no parece un escollo insalvable.
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