Feijóo firma su sentencia
En el PP definen lo de ayer como 'esperpento'
Al PP se le agota la paciencia. Hasta ahora predominaba entre los barones la idea de que un relevo en la cúpula mostraría debilidad en un momento clave para el futuro político de España. Pero Alberto Núñez Feijóo parece empeñado en desperdiciar oportunidades, y los suyos ya no pueden más.
Lo de ayer fue la gota que colmó el vaso. Figuras importantes dentro del partido califican como “esperpento” la intervención del diputado popular Borja Sémper en el pleno para la aprobación del uso de las lenguas regionales en el Congreso. Mientras Vox abandonaba el hemiciclo, el popular hablaba en euskera.
Se impone la sensación de que el PP estaba en un momento histórico para recuperar la hegemonía frente al sanchismo, y se ha desperdiciado por no contar con el líder adecuado. Ahora ya no solo ponen el foco en Feijóo, sino en su círculo cercano. Esto incluye a Cuca Gamarra, Esteban González Pons, Elías Bendodo y al propio Sémper.
El 'esperpento' de Sémper
Los barones del PP siguen sin entender lo que ocurrió ayer en el “pleno de los pinganillos”. Creen que era el momento de marcar un perfil duro frente a la perversión del reglamento por parte del Gobierno en funciones y los nacionalistas. Hay que recordar que se habló en catalán, vasco y gallego antes de la aprobación de la modificación.
Vox lo puso de manifiesto abandonando la cámara y llamando “golpista” al Gobierno de Pedro Sánchez. En cambio, el PP de Alberto Núñez Feijóo se puso de perfil. Sorprendió especialmente el tono amable de Borja Sémper hacia los independentistas, y su gesto de hablar euskera en su intervención.
Sémper se dirigió con un chocante tono amigable a Gabriel Rufián, por quien mostró su “aprecio personal”. El diputado republicano le devolvió el piropo, afirmando que ojalá el PP se pareciera más a Sémper que a Ayuso. Mientras, Feijóo se lo miraba impasible desde la bancada popular, como si la cosa no fuera con él.
Un cúmulo de errores
Feijóo lleva semanas sin dar bolas, y su concatenación de errores dejan a la derecha desarmada ante el desafío de Sánchez y Puigdemont. Recapitulemos:
Primero se avino a negociar su investidura con Junts, aun sabiendo que el partido de Carles Puigdemont quiere la amnistía y el referéndum. Esto causó una gran sorpresa dentro de su partido, e incluso provocó la rebelión del presidente del PP catalán, Alejandro Fernández. El propio Feijóo tuvo que recular, diciendo que no había nada que negociar con ellos.
Luego habló de encontrar una solución al “encaje” de Cataluña en España, asumiendo así el lenguaje clásico del nacionalismo catalán. Nuevas voces se alzaron contra él, y al final tuvo que salir aclarando sus palabras.
Ante su inmovilismo, fue Jose María Aznar quien tuvo que salir a pedir una movilización de la ciudadanía contra la amnistía. Otra vez a rebufo, Génova convocó entonces la manifestación del 24 de septiembre en Madrid. Por entonces, Ayuso y Fernández ya habían secundado el “basta ya de Aznar”.
¿Hasta cuándo?
En el PP se impone la sensación de que ahora hace falta un liderazgo fuerte que arrebate a Vox la bandera de la resistencia constitucionalista. Muchos ya hablan de Feijóo como el blando, y cunde la imagen de un líder apático y sin capacidad de iniciativa. La pregunta ahora es hasta cuándo va a aguantar.
El debate de investidura (26 y 27 de septiembre) marcará en buena medida su futuro político. Es evidente que no será investido, pero si es capaz de desenmascarar al “sanchismo” y forzar unas nuevas elecciones, los barones refrendarán su posición al frente del partido.
En cambio, si Sánchez es investido con los votos de Junts se pondrá el contador en marcha para la “operación Ayuso”. El PP podría aguantar a Feijóo al menos un tiempo, a la espera de que la legislatura descarrile. Pero si Sánchez resiste en el poder, Ayuso podría relevar a Feijóo para preparar el próximo asalto en las siguientes elecciones.
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