El Consell de la República, otro fracaso de Puigdemont
Los acontecimientos de la semana dejan a la entidad de Puigdemont al borde del abismo
Carles Puigdemont quiere volver a ser el tótem del independentismo. No parece que lo vaya a conseguir esta vez, pero está dispuesto a hacer funambolismos para conseguirlo. Es de suponer que ve al camaleónico Pedro Sánchez sobrevivir en Madrid por sorpresa de todos y quiere hacer lo mismo aprovechando la coyuntura. El problema es que Carles Puigdemont ya ha enfadado mucho a los suyos y la polarización en Cataluña se ha suavizado de tal modo que no hay brecha de oportunidad para el de Waterloo.
En catalán dirían eso de que no es puede estar en misa y repicando. Uno no puede jugar a la gobernabilidad del Reino de España de día y presidir el Consell de la República de noche. Bueno, poder, puede, pero es evidente que el recorrido es limitado.
Si se confirma que Carles Puigdemont escoge la vía del pacto con el PSOE para volver, el Consell de la República tiene los días contado. No es que esta entidad tuviera demasiado recorrido ni que hoy en día tenga algún tipo de peso o importancia, es cierto. Pero era un chiringuito de esos que le gustan a Puigdemont, con gente pagando cuotas y obedeciendo al gran líder. El problema es que los miembros se creían que era una herramienta de verdad para hacer la República.
Héctor López Bofill, uno de los hombres de Puigdemont en Cataluña, marcaba la hoja de ruta del Consell en 2021. Según el político, "cuando el Consell per la República, a través de la mayoría de la asamblea de representantes, empiece a articular las estructuras que hagan efectiva la República fuera de las garras del Reino de España, ya no reirán tanto".
Solo dos años después, Carles Puigdemont no solo no ha articulado nada, sino que es el nuevo socio prioritario del futuro Gobierno de España. La República sigue tan lejos como estaba, pero en cambio el expresident está cerca de volver a Cataluña. Será difícil que siga articulando un discurso sobre la confrontación, la independencia y sus cuentos chinos, es cierto.
Como también es verdad que al Consell de la República le quedarán cuatro telediarios en el mejor de los casos. En el peor escenario, serán nuevos frikis, como ha sucedido en la ANC, los encargados de presidir el chiringuito y quedar para tocar la guitarra. Lo que queda claro es que el Consell es otro de los fiascos de Carles Puigdemont, el nuevo amigo íntimo de Pedro Sánchez. Como cambian las cosas, ¿eh?
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