Caos en las cárceles por los presos trans
Los funcionarios piden urgentemente una reglamentación clara
Los expertos ya advirtieron de los problemas que causaría la Ley Trans en las cárceles. Los centros penitenciarios son espacios con un régimen especial que exige la adaptación de cada norma para garantizar la seguridad. El Gobierno aprobó la ley de igualdad real y efectiva para las personas trans sin tener en cuenta las cárceles.
Desde los sindicatos advierten de que hay un limbo legal que ha llevado al caos porque los funcionarios no saben cómo actuar. Interior prometió la articulación de un nuevo régimen, que de momento no ha llegado. Los funcionarios de prisiones piden una reglamentación clara y urgente para evitar más problemas.
El abuso de prisioneros que aprovechan los resquicios de la ley está llevando a peleas, desobediencia y agresiones. En declaraciones a ABC, Jorge Vilas, del sindicato CSIF, advierte de que “no es un problema de los trabajadores y su actuación con un preso trans. Sino que no tenemos claro qué podemos hacer y qué no”.
Basta con una declaración
Frente al triunfalismo del Gobierno, varias asociaciones feministas alertaron de los conflictos que traería la Ley Trans. Por ejemplo, en el deporte, donde un varón que ha cambiado de sexo puede competir en competiciones femeninas. O en las cárceles, donde los presos transexuales pueden solicitar su cambio a la prisión de mujeres.
La Ley Trans se basa en el concepto de “género sentido”, es decir, que desvincula el género del sexo para vincularlo a lo que la persona siente. Basta con una declaración para que un hombre se identifique como mujer. Esto le permite acceder a los espacios reservados para las mujeres en los centros de reclusión.
Según el reglamento penitenciario vigente desde 2006, “las personas cuya identidad oficial de sexo no concuerde con su identidad psicosocial de género, pueden solicitar un cambio de módulo”. La dirección de la cárcel tiene que decidir en un plazo de tres meses si accede al cambio. Para ello tiene que basarse en informes médicos y psicológicos, además de los antecedentes sexuales.
Problemas de convivencia
Con la nueva Ley Trans, basta con que el preso solicite un cambio de sexo en el Registro Civil para competar el proceso de transición. Sin necesidad de informes psicológicos, el preso trans puede entonces pedir el cambio de destino.
Los cambios de módulos están dando lugar a graves problemas de convivencia. Este mismo año, una presa trans mantuvo relaciones sexuales con una interna en la prisión de Fontcalent, Alicante. Pese a las sospechas de embarazo, este quedó descartado y devolvieron el preso a la sección de hombres.
En estos momentos hay 79 transexuales en las cárceles españoles, sobre un total de 46.468 presos. Se trata de un porcentaje muy bajo, que no exime de temor de los funcionarios a que haya un efecto llamada.
Efecto llamada
En otros países donde se ha aplicado la ley trans, ha habido un alud de peticiones de cambio de sexo en las cárceles. El motivo, acceder a mejores condiciones o un trato más favorable. Pero en varios penales se han producido abusos de esos presos trans a internas y funcionarias.
En Instituciones Penitenciarias, de momento, se resisten al cambio automático de módulo. Seguirán con las evaluaciones caso por caso y basándose en principios como el rigor científico y la seguridad.
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