El vicepresidente del Consell per la República (CxRep), Toni Comín, durante el Congreso de su partido, en el Espace Jean Carrere, a 4 de junio de 2022, en Argelès-sur-Mer, Pirineos orientales, Occitania, (Francia)
POLÍTICA

El Consell de la República avanza hacia su fin bajo la sombra de corrupción

Una junta gestora asume las riendas de la entidad con el objetivo de convocar elecciones

En la arcadia feliz del independentismo, el Consell de la República tenía que ser el gobierno paralelo de la nueva república independiente. A pesar de su aparente transversalidad, siempre fue un órgano controlado por Carles Puigdemont. Como tal, su función era sostener el relato del presidente legítimo de Cataluña en el "exilio".

La cosa iba más o menos bien hasta que el proceso pinchó y empezó a evidenciarse el engaño de la élite procesista. Entonces, el Consell de la República experimentó una rápida mutación. De órgano que velaba por el cumplimiento del mandato del 1-O, a herramienta al servicio de Puigdemont para conquistar la hegemonía del independentismo.

Carles Puigdemont hablando en un podio con micrófonos, sosteniendo papeles en la mano, fondo verde.

La avalancha de bajas del Consell coincidió con la polémica decisión de suprimir el órgano legislativo, la Asamblea de Representantes. Un golpe definitivo que causó aún más desafección entre sus miembros. Luego estalló el escándalo de las irregularidades económicas que salpicaban a Toni Comín.

La crisis del Consell suma ahora un nuevo capítulo con el cese de los trabajadores de la entidad, tal y como refiere La Vanguardia. Según esta información, al frente ha quedado una gestora formada por un cuerpo de voluntarios. Su función será convocar nuevas elecciones.

Toni Comín defiende la continuidad del Consell

El recorte de la plantilla tiene que ver también con las restricciones económicas hacia la Asociación Catalana por la República Global, que nutre la entidad. El motivo, las irregularidades denunciadas por la empresa gestora que incluyen gastos indebidos por parte de Toni Comín.

Ha sido precisamente Toni Comín quien ha salido en defensa del Consell de la República. "Si un día se decidió que el Consell era el albacea del 1 de octubre, entonces que desapareciese no sería inocuo, políticamente. Creo que hay una cierta responsabilidad colectiva que el Consell, si representa lo que es evidente que representa, no muera”, ha expresado.

Pero él mismo ha contribuido de forma notable al desprestigio de la entidad. Son muchos los miembros y exmiembros del ente que llevan tiempo denunciando las prácticas de su vicepresidente. Ahora han aparecido nuevos testigos que van dejando cada vez más al descubierto los desmanes de los dirigentes del Consell -y sobre todo Comín.

Graves acusaciones de una exdirigente

Son varias las personas que acusan a Toni Comín de haber maniobrado para beneficiar a la empresa Iniciatives Events. La compañía regenta el monopolio del sector, facturando 12 millones de euros al año. Una preeminencia que ha conseguido en parte a través de sus conexiones con la élite independentista.

Así, la empresa de la hermana de Toni Comín se convirtió en la principal suministradora del Consell en los eventos que celebraba. Sobre todo el mitin multitudinario en Perpiñán en febrero de 2020. Aquel evento desencadenó la dimisión de la entonces dirigente del Consell en la Cataluña Nord, Júlia Taurinyà.

Carles Puigdemont hablando en un micrófono con una bandera catalana de fondo.

Júlia denuncia que la cúpula del Consell, a través de Betona, adjudicó la celebración del evento a esta empresa. Lo cual causó indignación en Taurinyà, que hasta el último momento intentó que se encargara la organización a empresas locales.

Esta exdirigente acusa a Betona Comín de adjudicaciones a dedo utilizando su posición privilegiada dentro del Consell. "Decía que es la hermana del exiliado más cercano a Puigdemont, se presentaba así. Planteaba las cosas como si fueran órdenes de presidencia que se trasladaban a través suyo”, afirma.

Lo que se desprende de estas acusaciones es que aquella operación fue el detonante de todo lo que ha venido después. La crisis abierta en el seno del Consell de la República complica su supervivencia a largo plazo. Algo que empieza a asumir el propio Carles Puigdemont.

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