Un concejal de Manresa calienta el debate del control migratorio con una sola pregunta

Se quiera o no se quiera, la inmigración es el gran tema en Europa. Incluso los países más avanzados han protagonizado cambios de rumbo muy destacados. Desde el canciller alemán pidiendo deportaciones masivas hasta Suecia ofreciendo 30.000 euros a cada inmigrante para que abandonen el país.

Así mismo, los partidos identitarios escalan posiciones y poco a poco se infiltran en el corazón de la UE, es decir, Francia y Alemania. Esto explica que los gobiernos europeos que todavía no son identitarios apliquen medidas urgentes para controlar la inmigración. Cabe recordar que hace unas pocas semanas, desde Mauritania, Pedro Sánchez consideraba indispensable las deportaciones de ilegales.

Finalmente, esta situación explica que los sondeos demoscópicos coloquen a la inmigración en lo más alto de las preocupaciones ciudadanas. El CEO, por ejemplo, dijo que el 60% de los catalanes cree que las leyes migratorias son demasiado blandas. Poco después, el CIS puso a la inmigración como primera preocupación de los españoles.

Con estos mimbres, la pregunta que ha hecho Sergi Perramon (FNC), regidor en Manresa, es más pertinente que nunca.

La reflexión de Perramon

En un mensaje publicado en redes sociales, Perramon comenta una noticia que explica que casi el 22% de los ciudadanos de Manresa son extranjeros. Hasta el punto de que, como reza el titular de la noticia, “Manresa tiene más inmigrantes y más variedad de nacionalidades que nunca”.

Ante esta realidad, Perramon se ha preguntado si acaso la pasión regulatoria que caracteriza a Europa no se puede aplicar también a la inmigración. "Tenemos impuestos", dice Perramon, sobre cualquier fenómeno que tenga “un impacto e implicación sociales”. ¿Y por qué no lo tiene también la inmigración?, concluye este regidor:

Decididamente, la pregunta es pertinente en un contexto político como el que ahora tenemos. Máxime cuando los altos niveles migratorios suponen problemas de cohesión e integración sociales. “Decir que esto no implica una descatalanización galopante es una irresponsabilidad y un ejercicio de cinismo”, añade Perramon.

Por su parte, esta reflexión ha motivado los comentarios de los usuarios. Son muchos los vecinos de Manresa que dicen que no toleran más esta situación, sobre todo la que hay en los colegios. Por el momento, los últimos resultados muestran que las competencias lingüísticas en catalán son las peores de la década.