Dos hombres en un entorno formal con fondo rojo.
POLÍTICA

El concejal de Junts en Manresa abre más la brecha en su partido con la inmigración

Ramon Bacardit ha lanzado un discurso que sería censurado por Josep Rull en el Parlament de Cataluña

“En Manresa se puede hablar de todo, también de inmigración y demografía. Los cambios que estamos viviendo impactan en los servicios públicos, como la seguridad, la educación, la salud o los servicios sociales. Por eso proponemos la creación de una comisión de expertos que lo aborde con datos y medidas concretas”.

Las declaraciones no pertenecen a ningún concejal de Vox ni de Aliança Catalana o el Front Nacional de Catalunya. Las ha pronunciado el concejal de Junts y jefe de la oposición en Manresa, Ramon Bacardit, que lleva tiempo denunciando el descontrol migratorio y la inseguridad. Esto le ha valido una furibunda campaña de la izquierda, sobre todo de ERC y de la CUP, que le acusan de racismo y extrema derecha.

Bacardit se atreve a plantear una teoría que hoy en día es objeto de censura y estigmatización. Lo curioso es que su propio partido participa de esta censura, por ejemplo desde la presidencia del Parlament de Catalunya. Josep Rull amenazó a Ignacio Garriga (Vox) y a Sílvia Orriols (Aliança Catalana) con retirarles la palabra y sancionarles por “difundir discursos de odio”. 

Esto confirma lo que hace tiempo que es una evidencia, y es que existen dos Junts. Uno que se alinea con la izquierda en su cruzada contra la “extrema derecha” en el Parlament, y otro que alza la voz en los municipios contra la inmigración ilegal y la inseguridad. Ramon Bacardit se alinea con los alcaldes de Junts en Figueres y Calella, Jordi Masquef y Marc Buch, líderes de la denuncia contra los estragos de la inmigración ilegal masiva y la tolerancia con la multirreincidencia y la delincuencia.

La contradicción de Junts

Durante años, Junts ha secundado la política de mano blanda del procesismo y la izquierda con la delincuencia y la inmigración. La irrupción del independentismo identitario y el éxito de Aliança Catalana han llevado al partido de Carles Puigdemont a dar un giro en esta cuestión. Pero el partido sigue secuestrado por el medio a la estigmatización: mientras pide la competencias en inmigración para expulsar a los extranjeros multirreincidentes, el presidente del Parlament Josep Rull amenaza a los diputados que piden la expulsión de los extranjeros multirreincidentes.

Es la contradicción de un Junts que por un lado quiere mostrar un perfil duro para distanciarse de ERC y disputar a Aliança Catalana el espacio del independentismo de orden. Pero que por otro lado no se atreve a romper con el marco mental institucional impuesto en Cataluña en los últimos años. 

Esto le lleva a la contradicción en inmigración y seguridad, entre una errática estrategia nacional y la determinación de sus alcaldes en zonas especialmente tensionadas.

'Qué pensará Aurora Madaula'

La posición desacomplejada de los alcaldes de Junts produce incomodidad en las altas esferas del partido, sobre todo cuando tratan de marcar distancias con Aliança Catalana. Pero también la estrategia del partido a nivel nacional causa problemas a los alcaldes de Junts, que ven deslegitimadas sus demandas por su propio partido.

Así ocurre, sin ir más lejos, en el caso de Ramon Bacardit, que ve como muchos critican la contradicción entre su discurso y la actitud de su partido en la presidencia del Parlament. El primero en rebatirle ha sido David Bernabeu, que fue jefe de campaña del Front Nacional de Catalunya en Manresa y que ahora está en Aliança Catalana. “Habéis vetado en el Parlamento el discurso que preocupa a la gran mayoría de los manresanos, no se puede estar en misa y repicando”, ha tuiteado.

Bernabeu también le ha preguntado irónicamente a Ramon Bacardit “qué pensará Aurora Madaula” de su discurso. Madaula lidera el sector de Junts más beligerante contra los discursos antiinmigración, que cataloga directamente de “fascismo”. Esto evidencia la profunda división ideológica del partido que complica la unidad estratégica en temas que centran la agenda política catalana.

En definitiva, el discurso desacomplejado de Ramon Bacardit pone de manifiesto la distancia creciente entre el cálculo estratégico de la dirección nacional, despegada de la realidad, y los dirigentes locales, que sufren diariamente los estragos de la inmigración ilegal y la delincuencia. 

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