Clamor en el entorno de Pedro Sánchez: 'No bastará, habrá que hacer algo más'

Las horas que pasaron entre la medianoche y la tarde del jueves fueron las más agónicas que se recuerdan en el PSOE. Pedro Sánchez reunió a su cúpula con nocturnidad para ordenar unidad de acción ante el tsunami que se les venía encima. Conforme se fueron revelando los detalles del informe de la UCO sobre Santos Cerdá, el nerviosismo se fue apoderando del Presidente y su entorno.

Aquello no era como los anteriores casos de presunta corrupción. Aquí había audios y mensajes que demostraban la participación de la mano derecha del Presidente del Gobierno en mordidas e irregularidades varias. Esta vez no había otra que actuar.

Durante horas, Sánchez estuvo barajando con su equipo más cercano soluciones drásticas para salir del atolladero. Se planteó provocar una crisis de Gobierno, e incluso se llegó a evaluar la posibilidad de convocar elecciones en agosto. Pero el propio Sánchez lo descartó. 

Presión sobre Sánchez

Pedir perdón, anunciar una auditoría externa y remodelar la ejecutiva del partido. Esta fue la respuesta de Sánchez, cuya intención era aprovechar la crisis para reivindicarse frente al PP. Nosotros pedimos perdón, no como otros, es el mensaje que lanzó a la ciudadanía.

Pedro Sánchez y su entorno creen haber parado la hemorragia, que era lo más urgente. Pero a medida que han ido pasando las horas el optimismo se ha enfriado. En el núcleo duro de Moncloa ya no lo tienen claro, y han advertido al Presidente que no bastará y que en los próximos días tocará tomar medidas más drásticas.

Entre otras cosas, porque las informaciones siguen goteando después de la comparecencia del Presidente. Lo último, publicado por El Confidencial, es que el informe de la Guardia Civil apunta a la financiación irregular del PSOE. Algo que la derecha siempre había insinuado y que los socialistas habían negado por activa o por pasiva.

Financiación irregular

Esto amenaza con dinamitar el relato oficial de Ferraz, que siempre atribuye los escándalos a excesos individuales. Sin ir más lejos, lo primero que hizo Sánchez ayer fue renegar de Santos Cerdán (“nos equivocamos al confiar en él”, dijo). Pero la financiación irregular demostraría que no estamos ante actos aislados sino ante una corrupción estructural.

Si las informaciones que van saliendo siguen aumentando la brecha, Sánchez no tendrá más remedio que escuchar a su entorno y dar un paso más. Lo siguiente podría ser una crisis de Gobierno, mientras que el adelanto electoral sería el último recurso. 

Es significativo que incluso la izquierda mediática que apoyaba con fervor a Sánchez ahora plantee también la necesidad de cambios más radicales. Los más pesimistas deslizan que lo que ha salido ahora podría ser solo la punta del iceberg. Y para más desgracia, la crisis ha pillado al PSOE con una rebelión interna de los barones.