Hombre de cabello canoso y gafas sentado frente a un micrófono en una mesa con botellas de agua
POLÍTICA

Un catedrático de la UB especializado en violencia de género, acusado por 14 mujeres

Ramón Flecha se presentaba como 'científico número uno del ranking mundial en violencia de género'

Catorce exalumnas de la Universidad de Barcelona han denunciado haber sido víctimas de abusos y coerción por parte del catedrático Ramón Flecha. Lo han hecho a través de una carta al rector de la institución, Joan Guàrdia. Aseguran que el catedrático emérito de Sociología utilizó su posición de poder para acosarlas.

Lo llamativo del caso es que este profesor dirigía un centro de investigación (CREA) especializado en desigualdades sociales y violencia sexual. El propio Flecha se presentaba como “científico número uno del ranking mundial en violencia de género”.

Plano general de una aula escolar donde se aprecian dos filas de pupitres

Una vez más, y no es la primera, se demuestra que la defensa del feminismo y la ideología de género sirve muchas veces como tapadera para supuestos abusadores. El caso reciente de Iñigo Errejón, o en el caso de Cataluña las denuncias por acoso en partidos como la CUP, retratan la hipocresía de la izquierda. El caso de Flecha, pues, no es un caso aislado.

Una investigación de Infolibre y Diario.es junto con RTVE y Ràdio 4-RNE está sacando a la luz los testigos de las víctimas. Esto permite conocer el modus operandi de este profesor. Primero intentaba ganarse la confianza de las víctimas, para luego abusar de ellas.

Denuncias muy graves

Las afectadas relatan “haber mantenido relaciones sexuales con Ramón Flecha en un contexto de clara desigualdad jerárquicas”. Denuncian “un patrón reiterado de conducta que encaja con una lógica de coerción sexual, abuso de poder, acoso, violencia psicológica y explotación”. 

Una de las víctimas asegura que la llamó para tomar algo y que luego la invitó a su casa, donde la abordó por detrás, la besó y la sentó encima de él. Otra víctima explica que le preguntaba detalles de su vida sexual, le recriminaba tener novio y le indujo a cortar su relación. Varias de ellas aseguran haber tenido sexo con él de forma coercitiva, y que les obligaba a redactar un mail contando su experiencia.

Los testimonios describen a Flecha como una especie de mesías que manipulaba a sus víctimas para conseguir favores sexuales. Y a CREA como una especie de secta donde algunos vivían incluso en comunidad y donde Flecha dictaba sus propias reglas.

Pasillo con columnas y arcos de piedra, suelo de baldosas en blanco y negro y vista a un jardín con árboles

El profesor las encandilaba con sus teorías de género y un proyecto supuestamente muy alternativo e innovador. Una vez conquistadas, les obligaba a darle masajes desnudo y a mantener relaciones sexuales con él. Creaba una relación muy íntima con sus víctima y aprovechaba sus propios traumas para manipularlas y convertirlas en sumisas.

Utilizaba los premios o los castigos para obtener lo que quería. Ser sumisa conllevaba ventajas como acceder a becas y prosperar en la carerra profesional. En cambio, negarse a sus deseos conllevaba reproches, humillaciones y maltrato psicológico.

El ocaso del feminismo progre

Salvando las distancias, el relato encaja con el perfil psicológico de Íñigo Errejón, que también utilizaba su posición de poder y buscaba la sumisión de las mujeres. Esto contradice el relato del feminismo progre que estas personas decían representar.

Ramón Flecha lideraba un grupo de investigación que se vanagloriaba de llevar a cabo estudios rompedores sobre la violencia de género. Íñigo Errejón formó parte del "Gobierno más feminista de la historia". Ambos casos demuestran el ocaso del feminismo progre.

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