
Después de Ripoll, Tarragona: cuando los pactos municipales se deciden en Waterloo
Puigdemont ordenó romper el cordón sanitario a Orriols y ha dado luz verde a la entrada en el gobierno de Viñuales
Carles Puigdemont ha dado luz verde a la entrada de Junts en el gobierno municipal del PSC en Tarragona. El alcalde socialista, Rubén Viñuales, y el líder local de Junts, Jordi Sendra, llevan meses negociando el pacto. Pero Sendra llevaba días en permanente contacto con la ejecutiva y la secretaría general, a la espera del aval de Waterloo.
La situación recuerda a lo ocurrido en febrero, cuando Carles Puigdemont dio orden directa de romper el cordón sanitario en Ripoll. Por razones distintas, eso sí.

Puigdemont se decantó por impedir la operación en Ripoll al considerar que beneficiaba a Sílvia Orriols de cara a las elecciones municipales de 2027. En Tarragona, la operación permitiría ganar algo de poder territorial y reforzar al candidato de Junts para asaltar la alcaldía en 2027. En un caso y en otro se repite la misma circunstancia: el destino de dos alcaldías lo decide a quilómetros de distancia, en Waterloo, alguien que lleva ocho años sin pisar Cataluña.
Carles Puigdemont, dueño de los pactos locales
Carles Puigdemont ha asumido un claro rol dirigente en la política municipal después de las elecciones de 2023. Los malos resultados de Junts fueron acompañados de una pésima estrategia de pacto que les dejaron sin apenas poder territorial. El gran señalado fue Jordi Turull, cuya política de máximos resultó ser un fracaso.
Después de aquello, Waterloo tomó el mando de la estrategia municipal. El primer reto fue Ripoll, donde en 2023 el veto a Orriols propició una fractura entre la delegación territorial y la dirección nacional. Incluso la cúpula se mostró dividida entre el secretario general, Jordi Turull, partidario del veto, y la presidenta Laura Borràs, favorable a investir a Orriols.
Una situación similar ocurrió en febrero, cuando una parte de Junts presionaba para unirse a PSC, ERC y CUP para echar a Sílvia Orriols. La dirección mostró sus reservas ante el riesgo de victimizar a Orriols y relanzar su candidatura. La decisión final la tomó Puigdemont, que optó por romper el cordón sanitario.
Decisión peliaguda en Tarragona
En Tarragona, Junts tiene claras reticencias a pactar con el PSC por la confrontación actual entre unos y otros en el Parlament. Pero al mismo tiempo, la cúpula ve con buenos ojos un pacto que permita a los juntaires salir del aislamiento. Evitaría así el bloqueo impuesto en la Diputación en 2023, que acabó beneficiando a ERC.
Una vez conseguido el okey de Waterloo, la delegación local se debate ahora entre entrar o no en el gobierno de Viñuales. Aunque parecía inminente, en las últimas horas el pacto se ha enfriado. Los juntaires no ven claro entrar en un gobierno que seguiría en minoría y estaría obligado a buscar alianzas con los Comuns.
Más allá de las dinámicas locales, es evidente que Carles Puigdemont ha asumido un poder total dentro de la formación desde el congreso de otoño en Calella. Sin contrapesos y con la necesidad de revalorizar su figura, Puigdemont se ha adueñado de la estrategia a todos los niveles. Un arma de doble filo, porque su falta de contacto con la realidad debido a la distancia está llevando el partido a una estrategia errática.
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