La candidata número 1 de Junts per Catalunya por Barcelona al Congreso de los Diputados, Míriam Nogueras, y el secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Turull, a su llegada a una reunión del partido para valorar los resultados de las elecciones del 23J
POLÍTICA

Carles Puigdemont pide pasar a la ofensiva con los 4 señalados por la crisis de Junts

El ascenso de figuras como Jordi Turull, Míriam Nogueras, Josep Rius y Joan Canadell cuestiona la renovación

Carles Puigdemont ha proclamado el inicio de una nueva etapa en Junts, con un proyecto de renovación para “pasar a la ofensiva”. El nuevo presidente del partido ha apelado a la construcción de un gran espacio independentista para reconquistar la Generalitat, ahora en manos del PSC. Pero su discurso de renovación contrasta con la confección de la nueva ejecutiva, trufada de viejos dirigentes que en su momento fueron señalados como responsables del declive del partido.

Un hombre con gafas y traje oscuro frente a una bandera con franjas rojas y amarillas.

Hay que remontarse hasta el verano del año pasado, cuando las maniobras de un sector liderado por Jordi Turull frustró el acceso de Junts a la Diputació de Barcelona. La debacle en las municipales y la pérdida del órgano provincial señaló el principio del declive de la formación, que culminó un año después con la pérdida de la Generalitat. Pero lejos de impulsar una renovación interna, Carles Puigdemont, en su intento de blindar su poder, ha mantenido e incluso ascendido a los culpables de la debacle.

Empezando por el propio Jordi Turull, que maniobró para romper con el PSC en la Diputació y explorar un acercamiento a ERC y Tot Terrassa que finalmente fracasó. La pérdida de poder territorial fue un duro golpe para Junts, y el sector político del partido empezó a ponerse nervioso. Fue entonces cuando señalaron a otros culpables como Míriam Nogueras, Josep Rius y Joan Canadell, todos los cuales, junto a Turull, han obtenido un puesto en la nueva ejecutiva del partido.

La fuerza de choque de Puigdemont

Hace tiempo que el liderazgo de Jordi Turull era discutido dentro de las propias filas de Junts. Pero Puigdemont le otorgó un papel primordial en las negociaciones con el PSOE, y aquello, junto a la progresiva caída de los “borrasistas”, acabó consolidando su posición. Sin carisma y sin brillantez estratégica, Turull ha conseguido sobrevivir gracias a su lealtad a Puigdemont y su victoria en la guerra interna con Laura Borràs.

Nogueras, Rius y Canadell encarnan la estrategia de la confrontación permanente y la queja que ha ido erosionando la credibilidad del partido. Más flagrante en el caso de Nogueras, cara visible de la estrategia de Puigdemont en Madrid y una alianza con el PSOE que pese a la aparente dureza acaba redundando en una sumisión. Para muchos Nogueras es para Puigdemont lo que Rufián es para Junqueras, y su consolidación en la ejecutiva señala más una ambición para blindar el puigdemontismo que para renovar un partido que quiere ser hegemónico en el independentismo.

Menos conocido es Rius, que sin embargo ha sido junto a Albert Batet el lugarteniente de Carles Puigdemont en el Parlament. Josep Rius no solo fue jefe de gabinete de Puigdemont en una etapa decisiva del Procés, sino que también fraguó buenas relaciones con el PSOE durante la mesa de negociación con el Gobierno. Albert Batet no ha sido incluida en la ejecutiva pero continúa liderando el grupo parlamentaria sin dotes oratorias ni habilidades negociadoras ni de gestión, mientras que Rius es el único que mantiene su vicepresidencia en la ejecutiva.

Un fracaso anticipado

Mención aparte merece Joan Canadell, diputado abonado a la polémica que ha demostrado funcionar mejor como agitador que como líder de un proyecto ganador. Hay que recordar que fue desbancado de la presidencia de la Cámara de Comercio tras un proceso de radicalización independentista que acabó distanciando a la élite económica. Bien arrimado a la sombra de Puigdemont, Canadell carece en cambio del apoyo de amplios sectores del partido que le van como problema que como solución.

Primer plano de Albert Batet muy pensativo sentado en el parlamento de catalunya

La falta de renovación en la cúpula compromete la voluntad de Carles Puigdemont de relanzar el proyecto de Junts, que además cuenta con otro problema. El nuevo presidente del partido ha hecho hincapié en la necesidad de ensanchar la base, para crear un gran movimiento independentista bajo su mando. Pero ERC y la CUP nunca reconocerán su liderazgo, y la liquidación del sector borrasista impide la recuperación de las independentistas radicales.

Si Junts quiere ser el nuevo partido hegemónico del independentismo tiene que recuperar a esos sectores desencantados que difícilmente volverán a un partido dirigido por los mismos. Si en cambio quiere volver a ser la nueva CiU, tendrá que lucha por una centralidad que ahora mismo ocupa cómodamente el PSC y que difícilmente va a perder. Sin espacios por abrir en el independentismo ni una centralidad que ocupar, a Puigdemont solo le queda hacerse fuerte en su partido, y por eso se rodea de gente como Turull, Nogueras, Rius y Canadell.

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