Carles Puigdemont: ni de izquierdas ni de derechas
El líder de Junts per Catalunya evita definir su modelo de país y solo habla del Procés otra vez
Carles Puigdemont, candidato de Junts per Catalunya el 12 de mayo, daba el pasado lunes una entrevista en la televisión pública catalana. Buena parte de la charla entre Xavier Grasset y Carles Puigdemont fue sobre el pasado, lo sucedido desde 2017, y muy poco sobre el futuro.
El expresident se encuentra cómodo hablando de la amnistía, de la lucha fratricida entre el procesismo o de Pedro Sánchez. Parece que a Puigdemont la política del día a día le disgusta, le aborrece.
Si se fijan, toda su dialéctica va relacionada con la bandera, dejando de lado la ideología. Su discurso se centra en su retorno, su figura, su restitución.
Sus entrevistas versan sobre la mayoría indepe, las relaciones con Esquerra y su política de pactos. Mientras los otros prueban de proponer (Aragonès con el aeropuerto, Illa con los servicios públicos o Albiach con la vivienda), Puigdemont programa su regreso.
"Tengo ganas de hacer propuestas. Tengo ganas de proponer un gobierno fuerte", decía en la entrevista Puigdemont. Punto y seguido relacionaba este ejecutivo que imagina con el concepto de "unidad", en una clara referencia a ERC.
Su unidad engloba solamente el procesismo, de modo que, pocos segundos después de decir que quería proponer, Puigdemont volvió, inconscientemente, a la bandera, al 2017.
Para Carles Puigdemont, "la nación se la juega". "Nos podemos quedar con el país en las manos", añade. Es el marco mental del líder de Junts: su figura, la independencia y la estelada. En resumen: no es ni de izquierdas ni de derechas. O al menos eso es lo que él mismo asegura.
La falta de ideología de Carles Puigdemont
El jefe de lista de Junts per Catalunya se reunía el mismo lunes con Foment del Treball. A priori, la formación de Puigdemont debería alinearse con este agente económico. Sin embargo, el de Amer no se moja, no propone medidas fiscales, impositivas o sociales.
Fíjense en su respuesta cuando Grasset le preguntó sobre su modelo de país: "Seguro que hay coincidencias con el PSC, con ERC o el PP. Yo hasta he pactado con la CUP. El pacto no es algo a criminalizar. Creo que, por encima de estas cuestiones, hay la independencia de Cataluña".
"No podremos hacer una Cataluña de derechas o de izquierdas, si no tenemos las medidas para hacerlo", afirmaba alegremente Puigdemont. "Debemos hablar de medidas sociales, de vivienda, de inmigración, pero, ¿qué herramientas tenemos? Si lo hablamos con los recursos de la autonomía, haremos reír", añadía.
Pero no solo eso, Carles Puigdemont afirmaba que, como Cataluña no tiene las herramientas suficientes, lo que toca es plantarse delante de Madrid.
Es decir, no se puede ser de izquierdas o de derechas en Cataluña, sino que lo que toca es mantener la dialéctica de la confrontación y que el procesismo sea el único argumento para gobernar la Generalitat.
A Carles Puigdemont le preguntan por su modelo económico, social o por la inmigración y responde con la independencia. Sigue ancorado en 2017, cuando el Procés consiguió que ser de izquierdas o de derechas fuera algo secundario.
Es más, hace uno meses parecía que Junts per Catalunya había dejado de lado su indefinición hablando de impuestos o multirreincidentes. La vuelta de Carles Puigdemont lo ha frenado en seco y esto es una muy mala noticia.
Más noticias: