Montaje de un primer plano de Carles Puigdemont con cara de preocupación y, de fondo, una imagen de varios antidisturbios en los incidentes tras la manifestación contra la amnistía en la calle Ferraz de Madrid
POLÍTICA

Carles Puigdemont gana tiempo

Los altercados en las calles desaconsejan anunciar el acuerdo ahora

El PSOE tiene prisa, pero Puigdemont necesita tiempo. Tanto en Ferraz como en Junts dan por hecho que habrá acuerdo para la investidura, pero ahora es el expresident quien manda en el calendario. Los altercados en Madrid, con multitud de personas aseando las sedes socialistas, permiten a Puigdemont ganar tiempo.

Porque ahora tanto socialistas como independentistas coinciden en que no es el momento oportuno para anunciar el acuerdo. Pedro Sánchez se ha mostrado firme, asegurando que “no nos van a quebrar”. Pero el equipo del presidente ve necesario dejar que baje la tensión en las calles para anunciar el acuerdo con Junts.

Con este giro de los acontecimientos, Carles Puigdemont gana un tiempo de oro. Primero, para preparar el discurso con el que justificar ante los suyos una decisión que será a todas luces polémica. Y segundo, para limar los detalles de la amnistía, sobre todo después de haber sido imputado por terrorismo.

Objetivo, apurar el calendario

En Ferraz ya dan por hecho que esta semana no habrá investidura. Los de Puigdemont siguen revisando la letra pequeña de la amnistía porque no quieren dejar ningún cabo suelto. Esto, que hasta ahora ponía nerviosos al PSOE, ahora parece convenirles también para esperar a que baje la tensión en las calles.

Plano medio de Carles Puigdemont de pie detrás de un atril con un fondo azul en una rueda de prensa en Bruselas

Puigdemont quiere apurar al máximo el calendario para preparar la justificación ante la parroquia independentista. Esta no es una cosa menor. El expresident sabe que será acusado de traidor por los sectores radicales del independentismo, y está preparando la maquinaria propagandística para vender el acuerdo.

Pero además, la imputación de Puigdemont pone en riesgo su inclusión en la amnistía. Algo muy relevante para Junts, porque echaría por la borda la posibilidad de su regreso a Cataluña para la carrera electoral hacia las autonómicas de 2025. Sin todo eso, Junts no podrá rentabilizar como quiere su sí al PSOE.

PSOE y Junts, más cerca

Los altercados no solo permiten a Puigdemont ganar tiempo, sino que acercan más a los dos partidos, PSOE y Junts. Porque ahora los negociadores socialistas pueden vender a Junts la necesidad de un frente común contra la “extrema derecha”. O dicho de otro modo, PSOE y Junts comparten ahora el mismo marco mental.

Junts sigue sin fiarse de los socialistas, y la demostración es la dilatación del acuerdo. Pero al mismo tiempo, comparte con el PSOE un enemigo común, la ultraderecha, cuya pelea es al mismo tiempo contra la izquierda española y contra los independentistas catalanes. Esto ayuda a acercar posiciones entre Ferraz y Waterloo.

La recta final de las negociaciones servirá a Junts para arrancar los últimos compromisos al PSOE. Los socialistas, que ya están contra las cuerdas, temen que a medida que se acerque el deadline Junts utilice el calendario como chantaje. Por eso la consigna es cerrar el acuerdo cuanto antes, y anunciarlo cuando sea más conveniente.

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