Dos personas hablando en un entorno formal con un fondo desenfocado.
POLÍTICA

La carambola de ERC en el ayuntamiento de Barcelona

Marta Rovira liderará las negociaciones para entrar en el gobierno de Jaume Collboni el próximo mes de septiembre

La estrategia de acercamiento de ERC al PSC podría culminar el próximo mes de septiembre con la entrada de los republicanos en el gobierno municipal de Barcelona. Esquerra y los socialistas alcanzaron un preacuerdo el pasado mes de junio. Su entrada en el gobierno de Jaume Collboni se había dilatado por las reticencias de las bases republicanas con el PSC, pero el acuerdo de investidura con Salvador Illa ha allanado el camino para la fusión.

Según desvela hoy Crónica Global, fuentes republicanas dan por hecho su entrada en el gobierno de Barcelona. La encargada de llevar las negociaciones será la propia Marta Rovira, cara visible de los acuerdos con el PSC por la investidura de Salvador Illa. Su intención es avanzar en las negociaciones de forma discreta para evitar más tensión interna tras el traumático debate en torno al acuerdo de investidura.

Igual que cuando decidieron investir a Illa, su prioridad ahora es controlar el relato. La cúpula quiere vender la entrada de ERC en el ayuntamiento de Barcelona como un paso más en la retención del poder en un momento muy delicado. 

No hay baza argumental más poderosa que la de haber conseguido dejar a Junts sin poder territorial y con Carles Puigdemont al borde del desastre.

ERC quiere aislar a Junts

La cúpula de ERC asume su momento de debilidad y considera que tras perder el poder en la Generalitat, el gobierno municipal de Barcelona ofrece una oportunidad inestimable para mantener cargos institucionales.

El entorno de Marta Rovira es consciente de que la entrada en el gobierno de Jaume Collboni puede abrir más la herida interna con la militancia. Pero también creen que ahora mismo es el mal menor, y se consuelan mirando a su principal rival, Junts, sin apenas poder territorial y condenados a pasar los próximos cuatro años en la oposición. La consigna es clara: mantener la alianza con los socialistas cuesta lo que cueste, para seguir aferrados al poder mientras capean la crisis del procesismo.

La realidad es que un gobierno ERC-PSC en Barcelona aislaría un poco más a Junts, que se ha quedado a las puertas de la Generalitat y del gobierno de la ciudad condal. Aleja también un poco más la reconstrucción de la unidad independentistas, que empieza a ser más que una quimera.  

Guerra interna en Esquerra

Detrás de las negociaciones en Barcelona sigue latiendo la guerra interna entre roviristas y junqueristas.

La secretaria general ya anunció su intención de no presentarse a la reelección, y es por eso que quiere asumir el desgaste de las negociaciones con el equipo de Collboni. Sencillamente no tiene nada de perder. Su intención es culminar la estrategia de acercamiento al PSC para estabilizar el partido antes de ceder el poder a sus afines que, encabezados por Marta Vilalta, se batirán en duelo con Oriol Junqueras en el congreso de noviembre.

Oriol Junqueras sigue observándolo todo desde la distancia mientras trata de fortalecer su vínculo con las bases. Las negociaciones con Collboni le convienen, porque le suponen cero desgaste y con ello consigue debilitar a sus principales oponentes. Por un lado Marta Rovira, cada vez más señalada por la militancia, y por otro lado Puigdemont, que ve como su proyecto queda un poco más tocado.

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