Montaje con un plano medio de Feijóo en blanco y negro alzando el brazo y un dedo con un plano medio corto en color de Alejandro Fernández con cara seria
POLÍTICA

Calma tensa en el PP catalán

Feijóo quiere un nuevo presidente para su partido en Cataluña, pero Alejandro Fernández presenta batalla

Alberto Núñez Feijóo no acaba de encontrar la paz interna con la que estaba acostumbrado a convivir en Galicia. Tras su amarga victoria en las generales, el líder del PP ya ha asumido que no gobernará y se quiere centrar ahora en reforzar su liderazgo interno. Esto pasa por dar cobijo a gente de su confianza y relevar a los líderes territoriales con los que no se entiende. Y uno de ellos es Alejandro Fernández, presidente del PP catalán.

Alejandro Fernández es un animal político acostumbrado a nadar contra corriente. Con tan solo tres diputados ha sabido aguantar el tipo en el Parlament. La proximidad de Salvador Illa con el Govern le ha dado vía libre para erigirse como el jefe en la oposición de la oposición. Los discursos de Fernández son afilados, no pasan desapercibidos y tienen un impacto considerable en redes.

El problema es que su relación con Feijóo es nula, más aún tras las generales de julio. Consciente que se iniciaba una batalla interna, Alejandro Fernández alzó la voz para criticar que su jefe quisiera hablar con Puigdemont. Las cartas ya estaban repartidas: el líder del PP catalán sabía que Génova quiere su cabeza y optó por morir matando. O, quien sabe, por ganar una partida que será más larga de lo que parecía.

Para ser exactos, Feijóo ya menospreció a Fernández antes de las municipales. Pasó por encima del PP catalán para escoger varios de sus candidatos, tanto en Barcelona, con Daniel Sirera, o en Tarragona, con Mercè Martorell. En ese instante, Alejandro calló, pero le cogió la matrícula. 

Primer plano de perfil con los miembros del PP Alejandro Fernández y Daniel Sirera

El PP catalán, sin congreso y con dos escenarios posibles

El Partido Popular debería haber celebrado su cónclave catalán hace un año. De momento no tiene fecha y no hay ninguna prisa por celebrarlo. Primero fue la excusa de las municipales y las generales. Ahora se está a la espera de lo que suceda entre Pedro Sánchez y Puigdemont. Desde Génova se echan balones fuera y se priorizan los congresos del País Vasco, donde habrá elecciones en breve, y de otras comunidades.

No hay prisa para convocarlo en Cataluña, porque Alberto Núñez Feijóo no sabe qué hacer. Por un lado, debería escoger a su candidato a candidata. Si quiere relevar a Alejandro Fernández, debe presentar un nombre de garantías que convenza a los militantes catalanes. Hay encima de la mesa dos candidatos: Dolors Montserrat i Manu Reyes.

Si fuera por Alberto Núñez Feijóo, Montserrat sería la elegida. De hecho, era su preferida para presentarse en el Ayuntamiento de Barcelona, pero ella pidió quedarse en Bruselas. El jefe de filas del PP ve en Dolors Montserrat una cara amable, conciliadora y que puede rascar votos en sectores del PSC en Cataluña. 

El recurso fácil sería Manu Reyes, alcalde de Castelldefels y que representa el poco poder municipal que el partido tiene en esta comunidad. Reyes es joven, 47 años, y preside ya el PP de Barcelona.

Este sería el escenario donde Génova manda y Alejandro Fernández renuncia a la presidencia. Pero no lo den aún por muerto. El actual presidente cuenta con el apoyo de sectores importantes del PP, tanto en Cataluña como en Madrid. Fernández gusta en el entorno de Ayuso o de José María Aznar y no se descarta que usen su fuerza interna para mantenerlo en el cargo. 

De momento, una calma tensa impregna el PP catalán, a la espera de lo que suceda en Madrid, tanto dentro de la sede popular, como en el Congreso de los Diputados.

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