El 'cabeza de turco' de ERC desenmascara a la cúpula
Los últimos ejemplos de la guerra sucia dentro de ERC confirman que Tolo Moya no podía ser el único responsable
Los episodios que vamos conociendo sobre la guerra sucia de ERC revelan una frialdad que resulta difícil de creer. De paso, desacreditan cualquier intento de ERC por presentarse como un partido que está más allá del bien y del mal.
Y cuando parecía que los carteles burlándose de un enfermo de Alzheimer ya eran lo máximo, ERC se ha superado.
Hoy conocíamos que el muñeco ahorcado y con forma de Oriol Junqueras que apareció en 2019 en su pueblo natal, Sant Vicent dels Horts, era otra maniobra interna de falsa bandera. El muñeco apareció dos días antes de las elecciones europeas, a las que Junqueras se presentó.
Esto explica que algunos mensajes como el de Gabriel Rufián, lamentándose por lo que tenían que aguantar los hijos de Junqueras, hayan envejecido mal:
En cualquier caso, este nuevo episodio de guerra sucia no solo ha servido a los críticos de ERC, sino también a los acusados por ERC. Entre ellos, destaca Tolo Moya, el antiguo responsable de comunicación al que el partido intentó cargarle todas las culpas.
La guerra existía antes de que la conociera Moya
Poco después de la filtración de los audios, el partido expulsó a Moya y le relevó de su cargo en la Diputación. Ante esto, Moya dio una entrevista y dijo que todo era una caza de brujas contra él.
El partido, explicó Moya, se puso nervioso cuando vieron que la polémica llegaba muy arriba. Entonces, decidieron usarlo a él como “cabeza de turco”, dijo. De hecho, está tan seguro de su inocencia que afirma no tener miedo de que le denuncien porque guarda “pruebas” de todo.
Y que el muñeco de Junqueras apareciera en 2019 le ha servido a Moya para reafirmarse en su inocencia ¿El motivo? Que él empezó a trabajar con ERC dos años después, o sea, en 2021:
En realidad, esto no implica que Moya no supiera nada de la guerra sucia, pero sí implica que ya existía antes de que él la conociera. En cualquier caso, lo que sí que se confirma del relato de Moya es que él, efectivamente, es una “cabeza de turco”.
De la misma manera, también se confirma que ERC es ahora mismo un partido roto por dentro. Ernest Maragall, por ejemplo, se ha visto obligado a romper el carné ante “la vergüenza y el horror de los carteles”, tal y como dijo en su última rueda de prensa.
Más noticias: