'El buenismo ha pretendido negar el impacto de la inmigración'
Valentí Puig, escritor: “África es una bomba de relojería”
Valentí Puig (Palma de Mallorca, 1949) lleva escribiendo cada día durante más de treinta años. Como resultado de ello, de vez en cuando publica un dietario. El último es “Casa dividida”, correspondiente al del año 2022. En catalán y en castellano. Un nombre muy apropiado saliendo del proceso.
En esta entrevista por escrito -con las generales en el horizonte- repasa los temas más candentes. Uno de los cuales es la inmigración -sobre todo tras el resultado de las municipales o la política de pactos.
- La inmigración ha dejado de ser un tema tabú.
“Hace ya tiempo que el impacto de la inmigración comenzó a cambiar el mapa político de Europa aunque el buenismo ha pretendido negar esa realidad. En Cataluña también, pero ahí están los votos de la Aliança Catalana de Ripoll. En zonas saturadas hay conflictos larvados. Ahora es dramático el hundimiento letal del pesquero abarrotado de inmigrantes en el Mar Jónico".
- ¿La Unión Europea ha estado a la altura?
"Me pregunto si no habrá manera de disuadir con contundencia a los traficantes de personas. Ese es un negocio inmenso. ¿No debiera la Comisión Europea poder hacer operaciones de intervención policial? Aunque tarde, las normas de la Unión Europea sobre inmigración se están haciendo con mayor rigor. África es una bomba de relojería, especialmente la franja del Sahel, y no solo demográficamente. También es un vivero yihadista”.
- Usted ha cultivado tanto la ficción como la no ficción. Y todos los géneros literarios. Pero los dietarios es uno de sus preferidos.
"Casa dividida es mi dietario del año 2022. Fue un año pos-Covid, con guerra en Ucrania, los excesos de Trump, la fatiga del 'procés', Podemos y Sánchez, pero a pesar de todo lo que me importa más es la vida, el día a día que fluye como un paisaje. Practico con satisfacción la vida solitaria del escritor.
- No voy a desvelar donde vive ahora -en la comarca de Osona-, pero ¿lo suyo es un exilio interior?
"No soy optimista, no me ilusiona esta época, pero creo en la esperanza, en el valor vital de leer y escribir. Aquí donde vivo, ver montañas a primera hora del día es como para agradecer la creación del mundo".
- Usted siempre se ha considerado conservador, incluso cuando no estaba de moda.
“Hace años, creo que desde mis primeros artículos, me considero un liberal-conservador de centro. Un individualismo que exija derechos, pero no acepte deberes es más que nada hedonismo utilitarista".
- ¿Mejor escribir que ir al psicoterapeuta?
"Uno no puede confiar sus problemas existenciales a la psicoterapia. Como seres individuales tenemos vínculos con quienes nos precedieron y con las generaciones que nos son posteriores. Por eso creo en una cierta continuidad trascendente”.
- ¿Qué conclusión saca de las municipales?
“En realidad, en las elecciones de mayo, se vio un regreso del bipartidismo imperfecto además de un voto de castigo a los pactos de Pedro Sánchez. PSOE y PP, centro-derecha y centro-izquierda, aguantan en España, más que en Francia o Italia, por ejemplo”.
- El presidente del PP va con los pies de plomo con Vox.
"Alberto Núñez Feijóo está intentando que los pactos con Vox no le hagan un descosido, pero es que en Europa existen ese tipo de pactos hace ya tiempo, en Austria, Dinamarca, Suecia. En Italia, Meloni ha pactado con Forza Italia. Ocurrirá posiblemente en Finlandia”
- La izquierda solo propugna cordones sanitarios.
"Yo no creo en la teoría del cordón sanitario sino en el respeto a las normas. Cuando la realidad cambia, la política ha de adaptarse. Es un dato positivo que los extremismos se adopten a la forma parlamentaria”.
- ¿Qué queda del proceso?
“Es significativo que los propagandistas más radicales del 'procés' estén ahora hablando de gastronomía o del golf. Es como si nunca hubiesen tenido nada que ver, como si no hubiesen falseado la historia, como si no hubiesen fabricado una burbuja anómala. Inventaron el oasis y ahora están en el transfuguismo. Intelectualmente, el 'procés' no ha dejado nada”.
- ¿Fue una lucha por el poder?
“En la política catalana, la ilusión es cero. Muchos ciudadanos miran para otro lado. No aparecen personalidades con algo que decir, con ganas de hacer. Ese enfrentamiento entre Junts y ERC para repartirse los despojos del nacionalismo llega a extremos grotescos. Incluso subsiste la idea de reactivarlo cuando convenga, pero la sociedad está exhausta.
- Las instituciones han salido malparadas.
El daño que se ha hecho a las instituciones catalanas es imperdonable. Y ahí están, pensando en sobrevivir, en mantenerse en la nómina pública, ajenos a la realidad.
- ¿El 'procés' se puede dar por terminado?
Aunque el independentismo haya perdido tantos votos, todavía no se vislumbra un futuro claro para la sociedad catalana. Y no sé si se verá en el recuento de julio. No se están proponiendo ideas nuevas, un lenguaje sin contaminación del 'procés'.
- Qué le dice el instinto sobre las próximas elecciones.
“Ahora estamos ya casi a punto del tobogán electoral. Sospecho que va a ser una campaña de bajos vuelos, más bien mimética, con muchísimas meteduras de pata.
- Pedro Sánchez parece que recurra al voto del miedo contra Vox.
“Recuerdo el pánico del partido conservador británico cuando las encuestas le iban mal a Margaret Thatcher. Los suyos fueron a por ella, porque temían perder el escaño. Pusieron a John Major e inesperadamente ganó las elecciones. Me parece que el PSOE sueña ya con un John Major”.
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