Braian, el monstruo de Igualada: la cara más amarga de la delincuencia en Cataluña
Llegó en 2004 de Bolivia y acumuló varios delitos antes de violar e intentar matar a una chica de 16 años
Esta semana ha arrancado el juicio contra Braian Raimundo Céspedes, el boliviano de 24 años que la noche del 1 de noviembre de 2021 violó salvajemente a una chica de 16 años e intentó matarla en Igualada. Muchos no entienden por qué este caso ha pasado de puntillas por los medios y ha contado con el silencio cómplice de las instituciones en Cataluña. Echando un vistazo a los antecedentes del ‘monstruo de Igualada’, vemos un patrón que se repite y que puede servir como lección para que tragedias así no vuelvan a repetirse.
Braian Céspedes llegó a España en 2004 de la mano de su madre, que abandonó su país, Bolivia, para escapar del maltrato de su marido. Pese a su corta edad, Braian contaba ya con un amplio historial criminal en Bolivia, donde se crió en una banda criminal cometiendo todo tipo de asaltos, robos con violencia y agresiones sexuales. Pero algo falló en los controles de entrada en España, donde el joven siguió cometiendo sus fechorías.
Ya en nuestro país, Braian Raimundo abusó sexualmente de su hermana de siete años y violó también a su expareja. Pese a la gravedad de los delitos y al historial en su país, el Juzgado de Menores de Girona le conmutó la pena y ordenó un tratamiento psicológico confiando en la reinserción del muchacho. Los fallos en los controles y la vigilancia de este joven culminaron en la brutal agresión de la chica de 16 años en Igualada, que ahora pone en evidencia las deficiencias de un sistema judicial y represivo cada vez más cuestionado.
¿Qué está fallando?
El caso de Braian, silenciado por los medios y los políticos del régimen en Cataluña, obliga a formular algunas preguntas a veces incómodas. Por ejemplo, a quién dejamos entrar en España y si no tendría que haber unos controles más férreos, incluso con los menores, a la hora de permitir la entrada en el país. Así, la pregunta sería, ¿hay que dejar entrar a un menor con un historial delictivo como el de Braian Raimundo Céspedes?
Otra cuestión es la multirreincidencia, que ahora mismo está a debate en Cataluña. Por qué la justicia no tomó una medida más drástica contra este joven, cuando era evidente que tenía un potencial peligroso. Esto demuestra que especialmente en Cataluña se ha instalado desde hace tiempo una concepción buenista de la cuestión represiva que llega hasta la policía y los jueces y deja desprotegidos a los ciudadanos.
La multirreincidencia es el principal factor que explica el aumento de la delincuencia en Cataluña. La mayoría de los delitos vinculados a la multirreincidencia son hurtos y robos, que ya son de por sí graves, pero cuando nos encontramos con un caso como el de Igualada se muestra la gravedad de la situación con toda su crudeza. El silencio de las instituciones, sobre todo de la Consejería de Igualdad y Feminismos, lo hacen aún más sangrante.
¿Se podría haber evitado?
Cuando un preso mató a una cocinera en Mas Enric (Tarragona), la consejera de Justicia, Gemma Ubasart, dijo que siempre hay accidentes que no se pueden controlar. Este ha sido el principal argumento del Govern de ERC para justificar el aumento de la delincuencia en Cataluña. Ubasart y el Govern no tienen en cuenta los factores de riesgo que si bien no conseguirán acabar con los casos sí contribuirán notablemente a reducir su probabilidad.
Por ejemplo, ejercer mayores controles migratorios para tener un mayor conocimiento del perfil de las personas que entran en nuestro país y el riesgo que puede tener para la seguridad. O también el endurecimiento de las leyes para perseguir y castigar con mayor contundencia a los delincuentes multirreincidentes, causantes de la mayoría de los delitos graves en nuestro país. Finalmente, ofrecer un sistema garantista con los ciudadanos que pagan sus impuestos y no con los delincuentes que a menudo parecen tener todos los derechos y ningún deber.
En este caso, es evidente que la tragedia de Igualada se podría haber evitado. La víctima, una chica de 16 años con la vida destrozada y de la que no se ha acordado ningún dirigente en Cataluña, fue víctima de un monstruo que tendría que haber estado encerrado por su historial delictivo multirreincidente. Son las lecciones que deja este caso, y que podrían servir para que cosas así no vuelvan a ocurrir.
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