El aviso que se ha vuelto viral sobre los peligros de perseguir los 'delitos de odio'
Espinosa de los Monteros advierte de los riesgos de controlar las redes sociales: 'pasos hacia el totalitarismo'
El asesinato de un niño en Mocejón, Toledo, se ha convertido en un debate político e incluso jurídico.
Poco después del crimen, las redes se llenaron de comentarios y especulaciones sobre la nacionalidad del presunto asesino. Por su parte, los partidos del establishment guardaron un interesado silencio ante la posibilidad de que el asesino fuera extranjero. Cuando se descubrió que era español, salieron en tromba a denunciar que hay delitos odio, racismo, extrema derecha, etc.
Pero lo relevante del caso es que el Estado aprovecha ahora la situación para intentar controlar las redes sociales. Nada nuevo, en realidad. Las redes sociales son un espacio de libertad con el que el poder político no se lleva muy bien.
El encargado de anunciar esta posible medida ha sido el fiscal de Delitos de odio. En una entrevista radiofónica, habló de tener identificados a todos los usuarios para, en teoría, acabar con las cuentas anónimas.
Como siempre, el diablo está en los detalles y así lo ha denunciado una figura viral como Iván Espinosa de los Monteros.
Más control del Estado
El que fue una de las caras más conocidas de Vox se ha vuelto a hacer viral exponiendo su opinión sobre esta propuesta de control de las redes sociales. Nada menos que ha calificado la situación de “pasos hacia el totalitarismo”.
Espinosa de los Monteros argumenta que el quid de la cuestión está en la definición de odio. Más aún, en que esta indefinición puede ser una fuente de arbitrariedad censora en función de la ideología del poder de turno. A partir de aquí, “empezarán por prohibiciones a la libertad de expresión”, advierte el ex de Vox.
En este sentido, Espinosa de los Monteros le ha lanzado también un dardo al PP, que ya ha dicho que está a favor de la medida. Acusa a los populares de aceptar esta medida sin rechistar para obtener así “su carnet de demócrata (otra vez)”.
Por lo demás, todavía está por ver cómo se concretará esta medida, si es que se concreta. No parece fácil. Entre otras razones, porque el propietario de X, Elon Musk, no se caracteriza por ser precisamente amigo de la izquierda y de la Unión Europea. No es el primero gobierno que le va con exigencias de control.
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