La arriesgada estrategia de Salvador Illa
El líder del PSC lo tiene todo de cara para ganar las elecciones y llegar a la Generalitat, pero falta demasiado y él no tiene ninguna prisa. Solo el tiempo dirá si está acertando
Salvador Illa no se mueve ni un milímetro. El líder del PSC se muestra predispuesto a negociar los presupuestos, a dejar que Aragonès agote la legislatura y, en definitiva, a esperar su turno. Lo hemos podido escuchar estos últimos días tras conocerse que el president de la Generalitat volverá a ser candidato, y Salvador Illa mantiene su estrategia de una de cal y otra de arena.
Parecía evidente que el PSC no tenía demasiado margen hasta la investidura de Pedro Sánchez. ERC sigue siendo socio prioritario del PSOE en el Congreso, de modo que los socialistas catalanes no pueden hacer caer a Aragonès aunque tengan ganas. Es más: Esquerra quiere volver a vincular los presupuestos españoles a los catalanes, de modo que Salvador Illa podría no tener más remedio que volver a votarlos a favor. Con algunas concesiones, como ya pasó en 2023, pero salvando al president, en definitiva.
La estrategia del PSC está marcada. Una oposición útil, lo llaman. O dicho de otra forma: intentar sacar partido a la perversa aritmética parlamentaria del Congreso. Ya que no puedes forzar elecciones al Parlament, por lo menos que los catalanes te vean como alguien que marca cierta agenda en Cataluña. Hasta ahora, no le ha ido nada mal: todas las encuestas dan a los socialistas como ganadores y principal fuerza política. Dicho de otro modo: ahora mismo el PSC es la única alternativa al procesismo.
Eso lo sabe Salvador Illa, que repite dos ideas desde hace meses. De un lado, que toca pasar página del Procés y esgrime la teoría que la ley de amnistía es precisamente eso: un punto y final a diez años "negros para Cataluña". Del otro, centra su discurso político en educación, energías renovables y la sequía, sin olvidar la seguridad, aunque al PSC le cueste fijar posición con la irrupción de Sílvia Orriols.
Una apuesta firme, pero arriesgada
Los socialistas catalanes llegan con los deberes hechos. Tienen ya candidato, un partido unido, mucho poder territorial y buenas perspectivas. El problema es que aún falta un año para las elecciones catalanas y esto es en gran parte porque el PSC lo quiere así. Parece mentira: si las elecciones fuesen hoy lo tendrían todo de cara, ya que a Aragonès se le acumulan los problemas y Junts no tiene ni idea de quién saldrá en sus carteles.
Pero así son las cosas. Salvador Illa esperará hasta que toque, seguramente porque así lo necesita Pedro Sánchez, quizás porque crea de verdad que vale la pena dejar que ERC se desangre todavía más desde el Govern. Lo que pasa es que todo lo que llegue de Moncloa -con previsibles nuevas exigencias de Puigdemont- no beneficia al PSC.
Cuando vas primero, cuando parece que todo lo tienes de cara para ganar, es justo cuando solo puede ir a peor. Que se lo digan a Feijóo, a quien los dos meses entre municipales y generales, se le hicieron tan largos que acabó sin ser presidente. Solo el tiempo dirá si la arriesgada estrategia de Salvador Illa fue acertada.
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