La ANC aísla aún más a Carles Puigdemont
La entidad soberanista carga duramente contra la Ley de Amnistía y acusa a ERC y a Junts de 'rendición'
El rechazo de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) a la ley de amnistía, formulado este fin de semana, abre oficialmente el cuarto espacio independentista. El desafío de la ANC a los partidos procesistas podría materializarse en pocos días. El 14 de marzo finaliza la consulta a los socios sobre la conformación de una lista electoral para concurrir a las elecciones como abanderados de la vía unilateral.
Competirán en el cuarto espacio con el nuevo partido de Clara Ponsatí y Jordi Graupera, Alhora, y el independentismo antiinmigración que representan Aliança Catalana y el Front Nacional de Catalunya (FNC). Además, sigue habiendo una fuerte división interna en la ANC. El sector crítico, liderado por Lluís Llach, considera que la Assemblea tiene que ser una herramienta de movilización de la sociedad civil y no un partido político más.
Los críticos se enfrentan a la actual dirección encabezada por Dolors Feliu y Uriel Betran. Estos consideran que los partidos independentistas han traicionado a sus bases y que la ANC debe ofrecer una alternativa para recuperar la unilateralidad. A pocos días para que finalice la consulta, dan un paso más con su crítica a la ley de amnistía.
La ANC acusa a Carles Puigdemont de rendirse
La ANC señala que la ley de amnistía aprobada por PSOE, Junts y ERC “no soluciona el problema de fondo, que es el reconocimiento del derecho a la autodeterminación y el respeto por parte del Estado a la declaración de independencia de Cataluña”. La entidad soberanista “no acepta este punto y final ni esta rendición”. Y proclama su voluntad de “hacer efectiva la independencia como continuación del referéndum del 1 de octubre y de las mayorías absolutas del Parlament en favor de la independencia”.
La dirección encabezada por Dolors Feliu y Uriel Bertran insiste en la palabra “rendición” para caracterizar la amnistía: “El Estado lo ve como una reconciliación, la pacificación, la normalización de Cataluña. Como una ley de punto final del proceso político de independencia cuyo punto culminante fue el 1 de octubre de 2017”.
La entidad carga duramente contra “los partidos catalanes que han pactado esta ley” por avalar la “rendición” al “aplazar sine die cualquier proyecto de independencia”. Lamentan que “con esta intención se vuelve a poner sobre la mesa un referéndum acordado”. Y afirman que “quien más gana con esta amnistía es el Estado español, que pretende diluir el movimiento independentista, debilitarlo y liquidarlo”.
Rumbo al Parlament
La entidad deja claro que “no lo permitiremos”, mostrando así su clara voluntad de concurrir en las próximas elecciones para representar la vía unilateral en el Parlament. La ANC quiere atraer el voto de la militancia de ERC y Junts crítica con la traición de sus direcciones. En las redes sociales ha empezado ya un acoso y derribo contra los partidos y sobre todo contra Puigdemont, gran artífice de la amnistía.
La ANC considera que la ley de amnistía “quita responsabilidad al Estado español respecto a toda la represión desatada contra el independentismo” y “quiere encerrar en falso el procés”. En las redes sociales, independentistas radicales acusan a JxCat y Carles Puigdemont de “españoles”, “ratas”, “traidores”, “botiflers” y “vendidos”. Junts trata de contrarrestar el descontento vendiendo ilusión con la vuelta de Puigdemont a Cataluña.
La división del independentismo a menos de un año para las elecciones catalanas amenaza seriamente las perspectivas de ERC, Junts y la CUP. Las últimas encuestas alejan cada vez más la posibilidad de una mayoría independentista en el Parlament. La paradoja es que en un contexto de radicalización del independentismo, la política catalana avanza hacia un escenario de vuelta de hoja tras una década de procesismo.
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