Aliança Catalana asusta a Puigdemont
Junts redifinará su estrategia sobre inmigración en los próximos meses
La posición de Junts per Catalunya con el fenómeno Aliança Catalana ha sido hasta ahora ambigua. La formación se sumó a regañadientes al cordón sanitario contra la formación de Sílvia Orriols en Ripoll. Pero la presión de un sector del partido llevó a la ejecutiva local a romper el consenso y entregar la alcaldía a los identitarios.
Carles Puigdemont se esforzó por marcar distancias con la formación de Sílvia Orriols. Pero el debate de la inmigración, lejos de mitigarse, va en aumento en Cataluña, y eso obliga a su partido a redefinir su estrategia en esta cuestión. El objetivo es neutralizar la amenaza real que supone el ascenso del independentismo identitario.
Tal es el miedo de Junts hacia Aliança Catalana, que han incluido en las negociaciones con el PSOE el traspaso de competencias en inmigración. El 2025 hay elecciones al Parlament, y Junts quiere volver a ser el partido de orden del nacionalismo catalán. De ahí la necesidad de controlar el relato del control migratorio.
Objetivo, romper la estrategia de Aliança Catalana
La victoria de Sílvia Orriols en Ripoll fue especialmente dolorosa para Junts, que pasó de ocho concejales a tres. Aliança Catalana, catalogada como “extrema derecha” por el establishment político y mediático, triunfó gracias a su discurso rompedor contra la inmigración masiva. La dirección de Junts se alineó inicialmente con este establishment contra el que precisamente se dirige el partido de Orriols.
Y es que Aliança Catalana no es solo un partido antiinmigración, sino también y en buena medida antiprocesista. Orriols siempre insiste en que el procesismo va de la mano del buenismo y las políticas woke que están destruyendo la identidad catalana. Contra eso proponen un proyecto conservador que restaure el orden para salvar Cataluña.
Según Aliança Catalana, las políticas migratorias buenistas de ERC y Junts han llevado a Cataluña a una situación límite. Por eso han anunciado su intención de presentarse a las elecciones al Parlament y cambiar las políticas nacionales. Su programa, declarar la independencia de manera unilateral y frenar la inmigración ilegal.
En Junts creen que endurecer el discurso contra la inmigración ilegal permitirá frenar el crecimiento de Aliança Catalana. No solo porque permite a Junts competir con Sílvia Orriols en su terreno, sino porque destruye los bloques procesismo-antiprocesismo. Al abrazar la tentación identitaria, Junts se sale del espectro procesista que Aliança relaciona con las políticas woke.
Cada vez más voces dentro de Junts
La realidad es que cada vez hay más voces dentro de Junts per Catalunya que piden un discurso más duro contra la inmigración. Por ejemplo Marc Buch, alcalde de Calella, que está viviendo estos días las consecuencias de la delincuencia vinculada a la inmigración. En Manresa fue también el representante de Junts quien promovió una manifestación contra la inseguridad después de una pelea multitudinaria de menores extranjeros.
Lo quiera o no Puigdemont, hay una percepción creciente de que la avalancha migratoria va aparejada a un aumento de la inseguridad. En muchas ciudades los vecinos aseguran tener miedo de salir a calle a determinadas horas. Algunos barrios están tomados por bandas de menores que atemorizan a los locales.
El Procés ha llevado a Junts a alejarse de su gen convergente para abrazar el buenismo woke de ERC y la CUP. Estos dirigentes piden ahora un cambio de rumbo para volver a ser el partido de orden que ocupe el espacio de Aliança Catalana. El primer golpe de efecto podría ser la transferencia de competencias en inmigración.
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