Alfred Bosch complica el camino de Junqueras a su reelección en el congreso de ERC
Bosch apela a una renovación radical en ERC: ‘Oriol Junqueras ahora ya no es ni cambio ni esperanza’
50%: así se llama la gran incógnita de la política catalana en estos momentos. Si Oriols Junqueras - claro favorito - no obtiene el 50% de los votos en el congreso de ERC, habrá segunda vuelta. Y como ocurre en estos casos, una alianza de minoritarios puede llevar a que el favorito pierda en esa segunda vuelta.
Y a pesar de lo que se diga (y de lo que diga el propio Junqueras), este congreso de ERC se ha planteado contra Junqueras. Con mayor o menor sutileza, el resto de candidaturas plantean la idea de que Junqueras no puede ser renovación. Algunas de estas candidaturas lo hacen desde posturas muy unilateralistas, como es el caso de Foc Nou, cuya cara más visible, aunque no candidato, es Alfred Bosch.
Bosch dispara
En su última columna, ERC; o cambio o agonía, Alfred Bosch saca toda la artillería para insistir en que la renovación que necesita ERC es radical. En última instancia, sus argumentos se sostienen en la idea de que ERC debe volver al independentismo más combativo. “Sin cambio en ERC”, dice Bosch, “no habrá independencia de Cataluña”.
“Oriol Junqueras (...) ahora ya no es ni cambio ni esperanza ni regeneración”, concluye Bosch. Estas palabras encajan muy bien con otras declaraciones de Godàs, que hace menos de una semana, y ante la clara ventaja de Junqueras en avales, dijo “si se da, la segunda vuelta debe ser la segunda vuelta hacia el cambio, no hacia la conservación”.
Al margen de estas palabras de Bosch - que solo serán peligrosas si Junqueras no gana en la primera vuelta -, también hay que destacar que Bosch da por descontado el nuevo escenario postprocesista. En este sentido, es una de las pocas voces republicanas que parecen asumir la nueva situación política. Así, por ejemplo, denuncia que ERC no debe ser la “muleta” del PSC y del PSOE; “y no, ya os veo venir, tampoco la muleta de Junts”, añade.
De esta manera, Bosch señala que las caras más conocidas de la década procesista no pueden ser “el tapón de la efervescencia que necesitamos”. De hecho, pide colocar a Junqueras y a la cúpula de ERC en una especie de altar simbólico para “salvarlos de su propia agonía”.
Bosch, en definitiva, pide una resurrección del proyecto indepe sin herencias procesistas. El problema es que el proyecto independentista se mostró precisamente como lo que fue: procesismo. Y la agónica guerra interna de ERC, que ha dejado algunos de los episodios más cainitas que se recuerdan, es el último ejemplo de ese procesismo.
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