La advertencia de Alejandro Fernández sobre la amnistía
El presidente del PP catalán es más que claro
A Alejandro Fernández, primer teniente alcalde en Tarragona hasta que se convirtió en portavoz del PP en el Parlament en 2016, le ha tocado liderar el PP catalán en tiempos duros. En 2017, cuando los procesistas dieron su golpe a la democracia él estaba allí. En septiembre de aquel año, vivió las aciagas jornadas de los días 6 y 7, prólogo del 1-O. Durante y tras el referéndum y la autosuspendida proclamación de la República, defendió como pudo unas siglas, las del PP, que eran cualquier cosa menos cómodas.
Ahora, desde Génova, se cuestiona su liderazgo, pero él sigue siendo claro: la amnistía no es un final, es un principio. Un principio, además, de una historia triste que él -y el resto de los catalanes- conocen bien.
Como tragedia y como farsa
Aunque la frase original se de Karl Marx -la historia se repite dos veces, la primera como tragedia, la segunda como farsa- no sea suya, Alejandro Fernández podría suscribirla. En su tuit de este 27 de octubre es, precisamente, lo que explica: que la amnistía ni cierra el proceso ni sutura heridas.
Para el portavoz del PP, sólo es el inicio de otro proceso "igual de nocivo para la convivencia y para la economía". Lo peor de todo es que ese nuevo "proceso" afecta ya no sólo a Cataluña, sino a toda España.
Cambio de régimen
Alejandro Fernández, como acostumbra, es claro, didáctico y, también, despiadado, porque con determinadas cosas no valen los paños calientes ni las trampas al solitario. Para el líder de los populares catalanes, detrás de la amnistía no aguarda ninguna "arcadia feliz". Del mismo modo que nadie supo encontrarla tras los indultos, tampoco habrá ningún observador capaz de verla ahora.
¿A quién señala?. Pues a todas esas voces que, desde la calle Génova, hablan de contactos 'indirectos' y son capaces de ver hasta ciertas virtudes -la de no mentir, por ejemplo- en Puigdemont.
Si las negociaciones de Díaz y Sánchez acaban siendo el prólogo de algo más serio, en las siguientes páginas del libro aparecerá algo que, en julio, nadie esperaba: un proceso constituyente. Es lo que suele llegar tras las amnistías. Y Alejandro Fernández nos avisa.
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