Adiós a la televisión de Junts per Catalunya

Les quedan quince días escasos para el fundido a negro definitivo, según explicaban esta semana en el portal El Món de la Tele. Antes, lo habían avanzado en ARA, que anunció que el pasado 30 de septiembre la televisión de Nicola Pedrazzoli, 8tv, iba a cerrar. Ahora, el administrador judicial les otorga una prórroga de quince días de los que quedan sólo doce.

En manos del administrador judicial

La televisión, que emite desde hace más de dos décadas, está en manos de un administrador judicial desde junio. En ese mes, Pedrazzoli se declaró incapaz de pagar sus deudas.

¿Por qué la prórroga? Lo pidió la Generalitat. ¿Para qué? Para que el Govern y el Consell de l’Audiovisual de Catalunya puedan activar los trámites que les permitirán recuperar la licencia que ahora explota Pedrazzoli y que intentó relanzar con nombres como los de Frank Blanco, Pilar Rahola o Vicent Sanchis.  8tv nunca ha superado el 1% de audiencia. Muchos de ellos, nombres del entorno de Junts per Catalunya.

De hecho, la propia cadena ni se ha escondido. El 26 de julio, tras las generales y cuando ya se sabía que los votos de Puigdemont serían claves, 8TV hizo está publicación en Twitter:

Desde 2001

8tv nació en 2001. Entonces, se llamaba City TV, pertenecía al Grupo Godó y sólo se podía sintonizar en Barcelona. En 2003, empezó a emitir para toda Catalunya y en 2006 cambió de nombre dos veces.

Primero, fue rebautizada como Td8 y, después, como 8tv. En 2021, el Grupo Godó se deshizo del canal y la licencia, que acabaron en manos de Nicola Pedrazzoli y Borja García-Nieto. García-Nieto preside el grupo inmobiliario Riva y García y presidente en su día del Círculo Ecuestre.

Pedrazzoli, nacido en Treviso y formado en Mediaset, lleva en Catalunya desde finales de los 90. Canal Català TV, televisión privada vinculada a la antigua Convergència en su día, fue una de sus creaciones y, desde 2021, controla 8tv. También ha estado implicado en el lanzamiento de Principal, el digital que dirigía Saül Gordillo. Sea como fuere, Junts se queda sin la que consideraba su televisión, pero tampoco importa mucho: nadie mira ya la televisión convencional.