Acuerdo por los presupuestos: Salvador Illa salva a Pere Aragonès
El jefe de la oposición da un balón de oxígeno a un Govern que agoniza en su último año de legislatura
Parecía imposible que Pere Aragonès pudiera completar la legislatura. Con solo 33 de 135 diputados y con Cataluña desmoronándose, el ruido de un adelanto electoral era cada vez más notable. Sin embargo, el Govern de ERC conseguirá agotar los cuatro años de mandato a pesar de que la delincuencia esté disparada, la sanidad esté colapsada, la educación esté por los suelos y la grave sequía que sufre el territorio tras años de inmovilismo para crear alternativas a la falta de lluvia.
El salvador del ejecutivo de Pere Aragonès tiene nombre y apellido: Salvador Illa. El PSC ha vuelto a hacer bandera de ese invento llamado “oposición constructiva” y permitirá al Govern agotar la legislatura a pesar de todo. Mientras los socialistas explotan una especie de sentido de la responsabilidad política, a nadie se le escapa que lo que ha hecho Illa ha sido pagar la factura del vasallaje de los republicanos a Pedro Sánchez en el Congreso.
La aritmética parlamentaria ha permitido a Pere Aragonès disfrutar de un balón de oxígeno cuando más apurado estaba. El intercambio de cromos en el Congreso, en el Parlament y también en el Ayuntamiento de Barcelona permitirán a las dos partes salir airosas para aprobar los respectivos presupuestos. Y todo, cuando faltan menos de 12 meses para celebrar unos nuevos comicios en Cataluña.
Todo ello, con el apoyo necesario de los Comuns, que ya hace tiempo que se han convertido en la principal muleta del sanchismo. En Cataluña aún no han dado su ‘ok’, pero nadie duda de que harán lo que Sánchez, Illa y Pere Aragonès necesitan.
Con las elecciones en el horizonte
La opción de un adelanto electoral en Cataluña se diluye tras el apoyo del PSC a las cuentas de Aragonès. Sin embargo, la lectura de este acuerdo también se hará en clave electoral.
Mientras Salvador Illa podrá defender su sentido de responsabilidad, la oposición real reprochará a los socialistas haber salvado los muebles a Aragonès. Entre ellos estará Junts per Catalunya, que nunca sabremos si los juntaires estarán más enfadados por el acuerdo en sí o por el hecho de que ERC haya preferido mirar otra vez hacia el tripartito progresista en vez de mirar hacia ellos.
Lo que está claro es que, ahora sí, la precampaña electoral ya ha dado su pistoletazo de salida. El escenario preelectoral era un hecho desde hace semanas, pero ahora las cartas ya están sobre la mesa. ERC, PSC y Comuns ensayan un futuro tripartito, mientras que Junts intentará acabar de convencer a los socialistas que lo mejor es una sociovergencia y el resto de oposición, sobretodo la constitucionalista, se querrá erigir como la única alternativa real a un sanchismo-procesismo que ya gobierna en las principales instituciones españolas y catalanas.
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