Personas sosteniendo banderas de Venezuela en un evento con fondo rosa.
OPINIÓN

Venezuela, uniformes y claveles

Las recientes elecciones en Venezuela han marcado un hito en la historia política del país

Las recientes elecciones en Venezuela han marcado un hito en la historia política del país. Después de años de dominio por parte del chavismo, la oposición, representada por figuras como Edmundo González y María Corina Machado, ha logrado un triunfo significativo que además han podido probar tras una minuciosa organización que consiguió preservar las actas electorales y hacerlas públicas en una página web.

Este triunfo ha despertado esperanzas en un país que ha sufrido una profunda crisis política, económica y social durante más de una década. Sin embargo, las dificultades que se presentan ante la oposición para consolidar su victoria y asumir el control efectivo del gobierno son enormes.

Una multitud de personas marchando con banderas de Venezuela en un día soleado.

Contexto de la crisis venezolana

Para entender la magnitud del desafío que enfrenta la oposición, es crucial echar un vistazo al contexto en el que se desarrollan estas elecciones. Venezuela ha vivido bajo el mando del chavismo desde 1999, cuando Hugo Chávez asumió la presidencia. Tras su muerte en 2013, Nicolás Maduro heredó el poder, consolidando un régimen autoritario caracterizado por la represión de la oposición, el control de los medios de comunicación y la erosión de las instituciones democráticas. 

Este periodo ha estado marcado por una crisis económica sin precedentes, con una hiperinflación que ha destruido el poder adquisitivo de los venezolanos, una escasez crónica de alimentos y medicinas, y una emigración masiva que ha visto a 8 millones de venezolanos huir del país y no, no todos viven el Barrio Salamanca de Madrid ni en Miami.

La corrupción, la falta de transparencia y la ineficiencia han sido características centrales del gobierno de Maduro, lo que ha llevado a un descontento generalizado entre una gran parte de la población, solo hay que hablar con un venezolano de los que ha dejado el país no hace demasiado. No estoy hablando de grandes magnates, sino de profesionales o pequeños tenderos que han sido capaces de abrirse camino en sus países de origen. Todos conocemos a alguien que vino de allá y que nos relata lo que sucedió en estas dos décadas. 

El resultado de las elecciones recientes ha sido celebrado por la oposición y sus seguidores como una señal de cambio. Sin embargo, aunque la victoria en las urnas es un paso crucial, no garantiza automáticamente la transición de poder. El chavismo ha demostrado en múltiples ocasiones su disposición a aferrarse al sus cargos a cualquier coste, utilizando tanto medios legales como ilegales y, por supuesto, amorales.

En este sentido, las posibilidades de que Edmundo González y María Corina Machado logren hacerse con el control del gobierno dependen, desde mi punto de vista, de dos factores que pueden considerarse como claves para poder hacer doblar la rodilla a un régimen consolidado tras 25 años en el poder:

Soldados marchando en formación con uniformes de camuflaje y cascos, portando banderas coloridas y rifles, en un desfile militar con humo de colores en el fondo y espectadores observando.

Control institucional: A pesar de la victoria electoral, el chavismo controla de facto todo el aparato estatal, incluyendo las fuerzas armadas, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y el Consejo Nacional Electoral (CNE). Estos organismos han sido utilizados en el pasado para neutralizar a la oposición, invalidar resultados electorales y reprimir manifestaciones. Por lo tanto, la oposición enfrenta el reto de negociar o forzar una transición que sea aceptada por estas instituciones, lo cual parece harto improbable. 

 Lealtad de las Fuerzas Armadas:  Las fuerzas armadas han sido un pilar fundamental del presidente Nicolás Maduro, como lo son en cualquier régimen totalitario. La lealtad de los militares de más alto rango ha sido asegurada a través de privilegios económicos y políticos. Las sospechas de estar incluidos en delitos de narcotráfico se recogen en las acusaciones de la Administración para el control de drogas (DEA) de los Estados Unidos. En la investigación, se inició la persecución del denominado “Cartel de los Soles”, cuyo nombre obedece a los símbolos del generalato en Venezuela. El que fue director nacional de Inteligencia, el militar Hugo Carvajal, se encuentra detenido en España y a la espera de extradición por su implicación en el mencionado cartel al que se asocia al propio Nicolás Maduro y al polémico Diosdado Cabello. 

Los jóvenes oficiales han recibido una gran carga ideológica en su paso por las 12 Academias del país. Una de ellas, incluso, lleva el nombre del comandante Hugo Chavez, concretamente la que recibe a los sargentos que aspiran a convertirse en oficiales.

Para que la oposición pueda consolidar su victoria, necesita garantizar el apoyo de los militares o, al menos, su neutralidad. Sin este respaldo, cualquier intento de asumir el control del gobierno podría enfrentar una resistencia violenta y este es, sin duda, el principal escollo que tiene Edmundo González para mudarse al palacio de Miraflores.

Legitimidad Internacional:  La comunidad internacional ha jugado un papel crucial en la crisis venezolana, con muchos países reconociendo a la oposición como la legítima representante del pueblo venezolano. Sin embargo, otros países, como Rusia y China, han apoyado consistentemente a Maduro. La oposición ha logrado un contundente apoyo entre la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea, aunque es cierto que no todos han mostrado la pasión y la vehemencia del representante uruguayo. En cualquier caso, es harto improbable una intervención armada externa para derrocar a Maduro, por lo que las posibilidades de consolidar la victoria se van desvaneciendo a medida que pasan los días.  

Escenarios posibles para la transición

Dado el complejo panorama, se pueden inferir varios escenarios en los cuales la oposición podría intentar tomar el poder, aunque las posibilidades de ello son cada vez más reducidas:

Desfile militar con vehículos y personas en uniforme, con una multitud de espectadores y una bandera de Venezuela en el fondo.
  • Negociación y Transición Pactada: Es fundamental que la oposición y el chavismo lleguen a un acuerdo para una transición pacífica. Esto podría implicar concesiones mutuas, como garantías de inmunidad para ciertos miembros del régimen actual o la integración de elementos del chavismo en un nuevo gobierno de unidad nacional. Este sería el escenario menos conflictivo, pero también uno de los más difíciles de alcanzar, dado el historial de desconfianza entre ambas partes. Si no se ofrece algún tipo de salida a los altos cargos chavistas, estos se enrocarán y se perpetuarán en el poder siempre que las Fuerzas Armadas continúen ofreciendo una ciega lealtad al régimen. España es un ejemplo de que este procedimiento es el menos traumático para abordar el futuro y acomodar una transición incruenta. 
  • Transición Forzada:  El único arma de la oposición, dentro del país, es el propio pueblo venezolano y el gran apoyo popular con el que cuentan.  Se está recurriendo a la movilización popular masiva y la presión internacional, respaldada por los millones que forman parte de la gran diáspora venezolana, para forzar una transición. Este escenario puede resultar en enfrentamientos violentos y una mayor inestabilidad, poniendo en riesgo la ya frágil situación del país. Además, las amenazas, las detenciones y la dura represión pueden desmotivar a una mayoría de ciudadanos a salir a la calle y se puede perder el importante impulso conseguido tras las elecciones. 

La comunidad interncional y la ONU

La comunidad internacional ha sido un factor determinante en la evolución de la crisis venezolana. Países como Estados Unidos, Canadá y la mayoría de los miembros de la Unión Europea expresaron su apoyo a la oposición en el pasado, reconociendo en su mayoría a Juan Guaidó como presidente interino en 2019, lo que resulto tan inútil como rocambolesco.

Ahora, observan con atención el desarrollo de los eventos postelectorales. La Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea han jugado roles importantes como mediadores, presionando por una solución pacífica y democrática al conflicto.

El apoyo internacional es vital para la oposición, no solo en términos de legitimidad, sino también en el acceso a recursos y la implementación de sanciones que puedan debilitar aún más al régimen de Maduro. Las sanciones internacionales, especialmente las impuestas por Estados Unidos, han sido una herramienta clave para aislar al gobierno chavista y aumentar la presión interna. Sin embargo, la eficacia de estas sanciones depende en gran medida de la unidad y coordinación internacional.

Una multitud de personas con banderas de Venezuela en un evento al aire libre.

Cualquier fractura en este frente podría ser explotada por Maduro para fortalecer su posición. Le ha faltado tiempo para recurrir al acrónimo BRIC y clamar por el fin del mundo unipolar bajo el paraguas estadounidense.

Al mismo tiempo, las sanciones acaban pagándolas los que menos tienen, porque la inflación se sigue disparando y los salarios son de hambre, aumentando el mercado negro y las corruptelas al más bajo nivel. Los altos funcionarios del partido, por otra parte, gozan de una situación muy privilegiada que esconden menos de lo higiénicamente recomendable.

La ONU, hasta ahora, había mantenido una posición de neutralidad, llamando repetidamente al diálogo y a una solución pacífica que se respetaran los derechos humanos y la autodeterminación del pueblo venezolano. Sin embargo, la falta de acción contundente por parte del Consejo de Seguridad, debido al veto de Rusia y China, ha limitado la capacidad de la ONU para influir decisivamente en la situación como suele pasar en todo este tipo de situaciones.

Nos estamos emplazando hacia una segunda guerra fría en la que China aglutina cada vez más apoyos entre estados africanos e hispanoamericanos. A pesar de esto, agencias de la ONU, como el Programa Mundial de Alimentos y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, han jugado roles cruciales en la asistencia humanitaria y en la documentación de violaciones de derechos humanos en Venezuela. Los informes del Alto Comisionado son demoledores. 

Edmundo González y María Corina Machado

La figura de Edmundo González, con su enfoque pragmático y su experiencia en el ámbito internacional, y la de María Corina Machado, con su historial de lucha incansable y un arrojo que impresiona a propios y extraños, representan una combinación poderosa para liderar un cambio en Venezuela. No obstante, para que su liderazgo sea efectivo, deberán enfrentar no solo los desafíos mencionados anteriormente, sino también las expectativas y demandas de una población que ha sido decepcionada una y otra vez.

Dos personas conversan en un evento, rodeadas de otras personas y cámaras.

Por un lado, están los millones de venezolanos que viven en el exterior y que podrían ir regresando cuando las posibilidades de prosperar sean sólidas. Por otro, la red clientelar generada tras 25 años de chavismo entre las clases menos privilegiadas que ven la llegada de inversión extranjera y el regreso de quienes tenían negocios y empresas como una amenaza para ellos. El dogma del imperialismo se ha repetido hasta la saciedad y ha creado un enorme impacto entre el 30% de los que aún viven en Venezuela y que sigue apoyando ciegamente el régimen. 

Independientemente de cómo se desarrollen los eventos, es claro que Venezuela se encuentra en un punto de inflexión. La crisis que ha asolado al país durante años no se resolverá de la noche a la mañana, y los desafíos que enfrenta la oposición son enormes. Oímos cada día voces clamando que esta vez todo es distinto, que ahora sí que se va a poder, que el Chavismo ha perdido la mínima legitimidad que aún preservaba, pero, si no cuentas con los que tienen las armas y los aparatos represivos, tus posibilidades se reducen drásticamente.

El futuro inmediato del país será determinante no solo para los venezolanos, sino también para la estabilidad y la democracia en toda América. La influencia de la comunidad internacional, combinada con la presión interna, podría ser decisiva en este proceso, determinando si Venezuela finalmente puede avanzar hacia una transición pacífica y democrática o si el país seguirá atrapado en el ciclo de crisis que ha definido su última década.

Mi impresión, y en este caso puedo pecar de pesimista, es que cada día que pasa las oportunidades para los opositores van desapareciendo. Las próximas semanas serán determinantes y la clave siguen siendo las Fuerzas Armadas. ¿Crecerán los claveles en Venezuela y se escuchará “E depois do adeus”? ¿Qué opinan ustedes?

➡️ Opinión

Más noticias: