Varios recordatorios con motivo del Orgullo

Muchos voceros de la izquierda se hallan en estado de Gimoteo Terminal por los sucesivos “avances de la extrema derecha”, que atribuyen a cualquier cosa menos al hecho de la gente vote libremente. Como se les ve necesitados de orientación, recordémosles unas cuantas simples verdades:

• Es posible estar en contra de cualquier discriminación por motivos de orientación sexual y, al mismo tiempo, estar en contra de la continua matraca de banderines de colores, desfiles de travestis enloquecidos, mujeres con pene y demás.
• Resulta difícil creer que un colectivo sufre opresión cuando sus banderas y discursos copan todo el espacio público, cuentan con el apoyo del gobierno y de todos los medios de comunicación y dictan los curriculums escolares. Es la opresión más rara de la que nadie ha tenido noticia.

• La izquierda nunca va a volver a crecer si continúan teniendo, respecto de los que no les votan, una única respuesta: llamarles fascistas y acusarles de la “fobia de turno”. Por lo que sea, la gente no suele votar a quienes les insultan.
• Cuando el famoso colectivo ABCDEFGHIJK hace piña con el islam, no hace más que apoyar a quienes los exterminarían si tuvieran ocasión. Esto crea en la población la sensación ciertísima de estar ante personas que padecen graves problemas de desconexión con la realidad.
• Ninguna nación ha sobrevivido jamás abriendo sus fronteras y diluyendo su herencia cultural y sus tradiciones. Ninguna, jamás.

• En Gaza no hay gays. Ni uno solo. De ello se han ocupado, desde 2005, los camaradas de Hamás, héroes de la resistencia anticolonial.
• La izquierda no remontará mientras Ada Colau siga teniendo acceso a un teléfono móvil. Axioma Colau: cualquier situación, en cualquier circunstancia, empeora si se le añade la presencia de Ada Colau. 
• El ciudadano no tiene por qué sentirse “orgulloso” de que tal o cual celebridad (Jorge Javier, el ministro Marlaska, Almodóvar) guste de acostarse con otros hombres. Si una persona opta por sentir “orgullo” acerca de otras cosas, como su tierra, su historia, su lengua, su comunidad, su familia, eso no le convierte en un fascista.

• Añadir más colorines a los banderines de colorines enarbolados por drag queens y hombres embadurnados de aceite subidos a carrozas, no aumenta el apoyo social. Tendría que funcionar (la idea es buenísima: más colorines) pero lo cierto es que no lo hace.
• El único modo de que la “autopercepción” transforme la realidad efectiva de las cosas, es redactar leyes delirantes que establezcan que, cuando la “autopercepción” y la realidad no encajan, lo que está mal es la realidad. Si el mapa y el territorio no encajan, queridos progres, lo que está mal es el mapa.