Un nuevo sistema de castas a la española
La situación de los jóvenes trabajadores contrasta con las engordadas nóminas de funcionarios y pensionistas.
Hace escasos días conocíamos la nueva medida estrella de Sánchez: subir un 2,50% del sueldo a todos los funcionarios y personal laboral del sector público. Con efectos retroactivos desde el pasado mes de enero, claro. La compra de votos no se paga sola.
Además, el ejecutivo social-comunista anunció la incorporación de 40.000 nuevos empleados públicos. Y esto es solo una cifra aproximada, ya que podría aumentar durante las negociaciones con la UGT y las Comisiones Obreras. Dos colectivos, Gobierno y Sindicatos, que no pierden ocasión de saquearle, a la poca España productiva que queda, hasta el último céntimo.
El gobierno celebra que la hucha de las pensiones se empieza a llenar de nuevo y la Seguridad Social tiene “superávit”. Lo que no explicaba era a qué precio. Y es que los jóvenes españoles cada vez tenemos más impuestos en nóminas ya de por sí esquilmadas.
La factura de las pensiones no deja de crecer y cada vez es más difícil pagarla.
¿Y qué proponen los partidos?
Si les preguntan a los socialistas, les dirán que la solución es, en primer lugar, importar mano de obra barata del tercer mundo. En segundo lugar, seguir engordando la factura. Y por último, que paguen los ricos (sí, este es el nivel).
Si les preguntan a los populares, lamentablemente, la respuesta no será muy distinta. Y de Sumar, como van a desaparecer en cuanto se agote la legislatura, no hay que perder el tiempo en entrar a valorar nada.
En Vox le dirán que la solución pasa por la natalidad (autóctona), y estoy de acuerdo. Pero nadie plantea que esta es una solución que tardará en tener efecto (mínimo 20 años), si es que lo tiene. Y si es que llega a tiempo a evitar males mayores a los que ya sufrimos.
Lo que parecen tener en común los 4 principales partidos del arco parlamentario es que ninguno de ellos se atreve a hablar de recortes. Ni de un cambio radical en el sistema de pensiones, ni de nada que no sea mantener, como buenamente se pueda, la ruina actual.
Si alguien se atrevió fue Albert Rivera, en su momento, y de forma tímida. No creo que por falta de valentía, pues fue el único que habló de revolucionar el mercado laboral con reformas de calado. Pero de aquellas grandes ideas, por desgracia, ya no queda nada en el tablero.
Una breve reflexión
No conozco a nadie que ponga en duda que nuestros mayores merezcan unas pensiones suficientes para vivir. Y es que todos llegaremos a los 65, los 70 o la edad en que nos toque jubilarnos. Pero esto no puede ser al precio que estamos pagando y a costa del futuro y el patrimonio de los milenials, la generación Z y los que vendrán.
Si un fondo de pensiones de cualquier banco o mutua funcionara como lo hace el Instituto Nacional de Seguridad Social, hace tiempo que lo habrían prohibido por ser una estafa. Más concretamente una estafa piramidal. Un timo en toda regla y con sus cuatro letras.
Y es que no se puede prometer a la gente que va a cobrar algo que depende de si otros pagan o no. Sí, al César lo que es del César, pero solo lo que sea del César, ni un euro más.
Porque es injusto. Y porque es insostenible a largo plazo si la España productiva cada vez es más pequeña y la España dependiente cada vez mejor pagada.
¿Alguien se atreverá a meter mano al tema? De los funcionarios podemos hablar otro día.
¡Nos están arruinando, señores!
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