Montaje de Irene Montyero en un Mitin
OPINIÓN

Últimas tardes con Irene

Crónica del mitin de Irene Montero en Palma

Imagen del Blog de Octavio Cortés

Qué hermosa es la primavera mallorquina, qué remanso de placidez. Con qué sencilla indiferencia paseaban ayer las familias frente a la parroquia de Santa Catalina Thomás, mirando desde la lejanía a Irene, protestando por cualquier cosa. Los niños con sus patinetes y helados, los padres con su buen humor de media tarde. 

Irene compareció ante un público entregado, entre el que no había apenas personas menores de 30 años. No es que Podemos haya perdido a la juventud, es que, a juzgar por lo visto, se ha convertido en un partido para la tercera edad excursionista (algún día alguien tendrá que desvelar los nexos entre el Decathlon y este nicho de votantes).

Una vez se inició el acto, en esto Podemos nunca defrauda, las incoherencias y contradicciones rompieron a volar en todas direcciones, como si una bandada de gaviotas borrachas se llevara las palabras secuestradas. Comenzó hablando Lucía Muñoz, una muchacha de voz temblorosa que clamó (clamor tembloroso) contra la “saturación poblacional de las islas”. Aplauso cerrado. A continuación, el camarada Serigne Mbayé Diouf pronunció unas palabras en senegalés, que nadie entendió. Aplauso cerrado. No contento con ello, clamó después contra el fascismo antiinmigración y dijo que las Islas (que al parecer habían dejado de padecer presión poblacional) debían ser “tierra de acogida”. Aplauso cerrado.

La candidata de Podemos a las elecciones europeas, Irene Montero, durante un acto de campaña del partido, en la Plaça Santa Pagesa, a 28 de mayo de 2024, en Palma de Mallorca

Un señor mayor exhibía una pancarta con fotos de Putin y Netanyahu; unas mujeres en avanzado estado de charificación murmuraban maldades contra el “lobby hotelero”. Entonces llegó Irene.

Se equivocan quienes ven, en estos últimos coletazos del galapagarismo, un culto personal a Irene. Lo que en realidad sucede es que no queda nadie ya, aparte de ella (Ione Belarra e Isa Serra, al no estar dotadas de voluntad propia, no cuentan). La Musa Garibaldi solo habló 20 minutos y, para lo que de ella se espera, gritó bastante poco. Eso sí, dejó grandes momentos de Lógica Minimalista.

A su juicio, la solución para la guerra es la paz. Claro, así cualquiera tiene razón. La solución contra la pobreza: tener dinero. La solución contra el hambre: comer. Tampoco se dedicó a los temas vaginales, quizás considerando el carácter eminentemente geriátrico de la audiencia. No se habló de transfobia, de mujeres con pene, de hombres menstruantes y demás troupe circense. Eso sí, las Anarosas y los Ferreras recibieron de lo lindo. También reflexionó Irene acerca del catalán en la educación y del “golpismo” del PP. En general, supo a poco. Solo muy al final regaló algunos alaridos antifascistas, recibidos por el respetable con entusiasmo.

Cuando se marchó a toda prisa, camino del aeropuerto, aún había niños jugando el parque y abuelos bebiendo horchata. La primavera mallorquina es toda ella calma y serenidad.

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