La última batalla del proceso
Como la independencia es imposible, ahora están mareando la perdiz con el Acuerdo de Claridad, Rodalies y el traspaso de Jefatura
¿Cómo construir una mentira?
Pues a base de repetirla.
Aprovechando el caos de la última semana, en efecto, Esquerra ha vuelto a la carga con Rodalies.
Es, en cierta manera, la última batalla del proceso.
Como la independencia es imposible ahora están mareando la perdiz con el Acuerdo de Claridad, Rodalies y el traspaso de Jefatura.
Sucedáneos. Premios de consolación.
Rodalies es probablemente el más grave porque el proceso empezó precisamente con la reivindicación de un buen servicio.
Aquella gran manifestación del 2007 con el lema “Som una nació i diem prou!”.
O sea que, ya ven, dieciséis años después hemos vuelto a la línea de salida.
Para este viaje no se necesitaban alforjas.
Desde luego yo, que soy usuario de Rodalies, no voy a salir en defensa de Renfe.
A los trenes que terminan en Martorell nos dejan ahora siempre en Castellbisbal.
No me quejo porque hay obras para mejorar el servicio.
Pero al menos podrían cambiar el cartelito que llevan los convoyes y poner eso: “Catellbisbal” en vez de “Martorell”.
Un día hasta se me ocurrió sugerirlo a los del gabinete de prensa de Renfe en Catalunya.
Me dijeron que era cosa de Adif.
Ya ni se me pasó por la cabeza insistir o llamar a Adif. Llevamos meses así.
Pero no deja de ser curioso que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, pida ahora una “alianza de país” para el traspaso.
En el Ara, diario oficioso de Esquerra, han publicado este domingo un artículo suyo al respecto.
Y, para que quedara bien claro, han hecho también un resumen a cinco columnas en las páginas de información. Parecía La Humanitat.
Pero es un ejemplo clásico de cómo construir una posverdad, es decir, una mentira.
Porque el traspaso ya se efectuó en el 2010
¡Estando ERC en el Govern!
Aragonès no puede alegar desconocimiento porque entró de diputado en el Parlament el 2006.
A mí ya me sorprendió que la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, en su rueda de prensa del pasado 14 de marzo, dijera que “no se ha hecho efectivo”.
No era cierto.
El gobierno central lo aprobó el 5 de enero del 2010.
“El Govern ha aprobado hoy el acuerdo firmado por la Comisión Mixta de Transferencias Administración del Estado-Generalitat que da luz verde al traspaso del servicio de Cercanías de Renfe a la Generalitat”, rezaba entonces el comunicado oficial.
“La Generalitat gestionará el servicio, decidirá las frecuencias de paso, tarifas y horarios, marcará los niveles objetivos de calidad, e inspeccionará el servicio”, añadía.
Es cierto que la oposición siempre dijo que era un mal traspaso.
Recuerdo al convergente Josep Rull, que llevaba el tema en CiU, diciendo que había sido “sin estaciones, sin vías y sin trenes”.
¿Pero si efectivamente era tan malo porque ficharon como consejero de Universidades al mismo consejero que entonces lo hizo?
Me refiero al entonces socialista Quim Nadal, ahora titular de Recerca i Universitats.
Por eso, se están agarrando a Rodalies como a un clavo ardiendo -aunque realmente el servicio es mejorable- para poder vender algo a su electorado de cara a las municipales.
Ahora ya no es la independencia. Es Rodalies. Como ha acabado Esquerra.
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