Primer plano de Pedro Sánchez con expresión seria sobre un fondo de notas adhesivas rosas con signos de interrogación.
OPINIÓN

La última bala de Sánchez

El presidente del Gobierno decepciona en el Comité Federal del PSOE con promesas vacías y decisiones cuestionadas

Frases vacías. Medidas de muy difícil aplicación. Y aplausos cada diez o doce palabras. En eso podría resumirse la intervención de Pedro Sánchez en el último Comité Federal del PSOE, celebrado este pasado sábado. El líder de los socialistas perdió una magnífica oportunidad para demostrar que realmente le importa más España y los españoles que su propia supervivencia política.

Han pasado casi tres semanas desde la publicación del demoledor informe de la UCO contra Santos Cerdán y casi una semana desde su ingreso en prisión. Desde entonces, prácticamente todas las decisiones que ha tomado Sánchez han sido erróneas. Desde nombrar como sustituta provisional a una persona acusada de diversas presuntas irregularidades hasta proponer, como sustituto definitivo, a un colaborador suyo en Moncloa acusado de coacciones sexuales. Denuncias que lo obligaron a renunciar al cargo justo antes de asumirlo.

Hombre con traje oscuro y corbata azul frente a un fondo rojo con el logo de PSOE y un corazón blanco

Mucha gente estaba esperando y pendiente de este Comité Federal. Posiblemente, el más importante desde el del 1 de octubre de 2016, que acabó con el derrocamiento de Pedro Sánchez como secretario general.

Lo esperaban dentro del propio PSOE, sobre todo aquellos que militan sinceramente en el partido y no están solo por el cargo, pero también entre los socios parlamentarios, que esperaban escuchar al presidente del Gobierno español para empezar a tomar decisiones. Y, sinceramente, y según lo que uno ha podido hablar con algunos de estos socios, Sánchez no solo no gustó. Tampoco convenció.

Plano medio del presidente del Gobierno y Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, con rostro serio, durante una rueda de prensa, en la sede del PSOE en Ferraz, a 12 de junio de 2025, en Madrid.

A tres días de la comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados, forzada por sus propios socios, la respuesta de los partidos que apoyan al Gobierno es muy incierta. En las últimas semanas, han echado de menos más contundencia en la asunción de responsabilidades. Y las medidas de prevención que propone, para intentar agradar al partido Sumar, parecen insuficientes y, en algunos casos, creen que no llegarán a aplicarse. Que, una vez más, Sánchez dirá que ha hecho todo lo posible, que lo ha intentado, pero que el Parlamento español no ha querido ser implacable.

Veremos qué pasa de aquí en adelante. Veremos cómo reacciona Pedro Sánchez a los informes de la UCO que aún están por salir. Y veremos si, cuando todo esto salga a la luz, seguirá teniendo tinta en el bolígrafo para escribir más capítulos del ‘Manual de Resistencia’ o si lo que estamos viviendo estos días es el último capítulo de un hombre enamorado de sí mismo y que tiene como único objetivo seguir mandando y teniendo poder. Al precio que sea. Como sea. Aunque eso suponga deteriorar la tan preciada democracia que tenemos. A menudo muy maltratada.

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