Tipos de exámenes
El objetivo de todo control es descubrir lo que realmente sabe el escolar y no intentar suspenderle
El objetivo de todo control es descubrir lo que realmente sabe el escolar y no intentar suspenderle. La mente del adolescente no la podemos ver, pero sí sus palabras, por lo tanto, y a través del lenguaje escrito, debemos evaluar si sabe o no sabe expresar lo aprendido. Para ello, un examen debe permitir ver el esqueleto mental del púber.
Con tal intención mejor exámenes cortos en donde, directa o indirectamente, se pregunte por casi todo lo explicado sin pretender que respondan como una enciclopedia de datos, todo lo contrario, solo que muestren los conceptos bien aprendidos, bien relacionados y aplicados. Al final, y como corolario, se añade una pregunta de redacción para evaluar el nivel de escritura.
Estos exámenes cortos logran dos cosas, primero no estresar a los alumnos durante su desarrollo, y lo segundo una corrección rápida, evaluando todo lo exigido, en fin, mínimo esfuerzo, pero máximo rendimiento. A menudo cabe proponer exámenes de síntesis de tal forma que el escolar muestre el bosque, pero sin dibujar ningún árbol.
Aquí se pueden pedir esquemas de clase, cuadros sinópticos o tablas de los contenidos enseñados. En primer ciclo cabe dejar tales esbozos a medias para que los alumnos los rellenen, pero en segundo ciclo y bachillerato los estudiantes deben realizarlos por sí solos. En este tipo de exámenes su posible nefasta redacción no afecta y, por lo tanto, se obtiene nueva información del alumno.
En materias tipo flor, las fáciles de aprobar, la estrategia a seguir es otra, por ejemplo, dejarles utilizar el libro durante los controles, pero de una manera muy peculiar. Se les manda realizar un esquema visual de un capítulo del libro o de una serie de páginas, todo ello con símbolos matemáticos y ninguna redacción, solo síntesis y estructura de las ideas. Luego de un esquema deben desarrollar una redacción, algo altamente práctico para los alumnos.
A ello se les ha estado entrenando durante todo el trimestre. Escribir sobre algo requiere que ese algo esté ordenado y con una conclusión. Confeccionar esquemas antes de responder una pregunta permite eso mismo, ordenar las ideas, redactar correctamente y alcanzar una síntesis final.
Las pruebas PISA no paran de reiterar el mal nivel de redacción de nuestros púberes, mientras que nuestra política educativa solo habla de planes de choque inconcretos para resolverlo, es decir, sin un estudio riguroso de las causas reales y de las soluciones comprobadas. La pedagogía de despacho, por otro lado, se excusa diciendo lo de siempre, que falta más inversión en educación y más formación de los profesores. Pues llevamos décadas aumentando el presupuesto en educación y los años de titulación docente, pero los resultados en PISA siguen cayendo prueba tras prueba, ¿alguien miente?
Independientemente de las excusas anteriores, los adolescentes deben saber algo fundamental, a redactar con un mínimo de corrección y a responder las preguntas con buena puntería. En ello existen una serie de pasos que mejoran las respuestas en la mayoría de sus actividades.
Primero hay que hacerles leer y comprender la cuestión. En caso contrario, hay que darles aclaraciones. En segundo lugar, deben realizar un esquema mental o escrito de lo que van a responder.
Tal estrategia permite ordenar las ideas antes de lanzarse a redactar una respuesta sin ton ni son. El tercer paso es volver a leer la pregunta para saber como iniciar la contestación. Si preguntan “por qué” hay que comenzar la contestación con “porque”; si la cuestión pide una definición, hay que anteponer un sujeto a la frase y luego añadir una serie de complementos decrecientes en importancia.
Para ello cabe aconsejarles que pongan tres, ya que un trípode da gran equilibrio a las respuestas. Definir triángulo como figura geométrica plana, de tres caras y con tres ángulos que suman 180 grados, sirve al efecto. Hay que hacerles hincapié que en muchas arengas políticas el tres da estabilidad al discurso.
Los alumnos deben apreciar que si alguien habla de más de tres cosas queda disperso. Si alguien dice que en la vida hay tres tipos de personas, los de izquierdas, los de derechas y los políticos, la cosa queda cerrada. Ahora pruebe con cuatro y la frase pierde su efecto.
En cuarto y último lugar, y con el esquema preparado y la pregunta bien encajada, se debe comenzar la redacción bajo el orden que le dará la sinopsis antes elaborada. Durante la misma no debe abusar de las subordinadas, muy ampulosas a veces, de fácil desliz en sintaxis y de alto riesgo en confusiones.
En fin, mejor frases sencillas, enlazadas en coordinación y sin ribetes gongorinos. Por otro lado, jamás deben alargar la respuesta con coletillas y añadidos. Si ya se respondió lo que se pedía, no hay que arriesgarse.
Estos añadidos pueden mostrar su inseguridad y lo peor, aumentan el riesgo de contener errores que restarán puntos en el ejercicio. Lo que se diga en una sola frase que no lo digan muchas. Por desgracia, y desde la entrada en vigor de la educación por competencias, cada vez hay más alumnos que no responden nada coherente y suspenden repetidamente, es decir, no saben hacer.
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