El 'suicidio' catalán
El líder de Vox advierte que Cataluña puede ser Francia en “diez años”
El líder de Vox en Cataluña, Ignacio Garriga, realizó un pronóstico durante el último debate de política general: “Cataluña es hoy Francia con diez años de retraso”. Quizá, a este paso, incluso antes. Basta con ver lo que ha pasado en Molins de Rei, Vic y Manresa en los últimos días.
El portavoz de ERC, Jordi Orobitg, reclamó a la presidenta que les aplicara el código de conducta de la cámara. Cada vez que Vox habla de inmigración les cortan. A Anna Erra, recién llegada, se le pasó por alto.
Sus predecesoras Laura Borràs y Anna Vergés no perdonaban. Aunque son datos oficiales del Departamento de Justicia.
Por eso Ignacio Garriga hizo otro pronóstico: “Espero que no tenga que llegar el momento, pero quizás dentro de unos años tengan que visualizar el diario de sesiones”. Me temo que puede ser así.
Dio, en efecto, unos porcentajes preocupantes: “El número de robos con violencia ha aumentado más de 20% en el último año; las violaciones, un 32%; y el resto de delitos contra la libertad sexual, un 22%”.
Luego añadió que “el 64% de los excarcelados por hurtos son extranjeros; el 53% de los presos por robos son extranjeros; el 68% de los presos por tráfico de drogas; el 52% de los presos por asesinatos de mujeres; y el 51% de los presos por tráfico de drogas; agresores por agresiones sexuales”.
Y todo esto pese a que el porcentaje de extranjeros es “únicamente el 16% de la población de toda Cataluña”. Con la agravante de que el Parlament censura cifras de la propia Generalitat. No se inventa nada.
La verdad es que Pere Aragonès, en su discurso de más de dos horas, no es que no hablara del tema, es que tampoco habló de inmigración. Un asunto tabú.
El propio Garriga lo achacó a que “lo más cerca que ustedes han estado de un barrio multicultural es cuando pasan con los coches oficiales por el Raval de camino al Liceu”.
Quizá por eso recordó que Francia, Reino Unido, Alemania y otros países de la UE están endureciendo el control de sus fronteras – basta leer los periódicos – y que ahora cuestionan las políticas de “fomentar las realidades multiculturales”.
A ver si, pues, acabaremos siendo Francia dentro de diez años. Incluso antes.
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