
Sánchez tiene que dimitir
El presidente del Gobierno debería dimitir de forma urgente ante la falta de credibilidad y los presuntos comportamientos irregulares en su partido
Ni que sea por aquello de la responsabilidad política ‘in vigilando’, la misma que él aplicó a José Luis Ábalos el mismo día de la detención de Koldo García, cuando el exministro ni siquiera estaba siendo investigado, Pedro Sánchez debería dimitir. De forma urgente. De hecho, ya va tarde para dimitir. Lo estamos esperando.
La culpa de haber puesto a Santos Cerdán en la cúspide del poder socialista es del presidente del Gobierno español. Como también lo es el haberlo reconfirmado en el cargo, en diciembre del año pasado, cuando ya existían indicios sobre presuntos comportamientos irregulares o dudosos.

Obsesionado con la campaña de la máquina del fango, con el objetivo de culpar de todo a la derecha judicial, política y mediática —frase que repite casi a diario—, Sánchez lo mantuvo en el cargo asegurando que las acusaciones contra su ‘número tres’ eran infundadas. Que eran una “gran invención”, llegó a decir, en respuesta al comisionista Víctor de Aldama.
La permanencia, un día más, del jefe del Ejecutivo en el Palacio de la Moncloa es una falta de respeto hacia la ciudadanía. Comprobado ya el grado de corrupción que operaba en torno al PSOE y el actual Gobierno de España, quien llegó al poder mediante una moción de censura, después de la corrupción del PP, no puede representar ni un día más al Estado español. Mantenerse en el poder, aferrado, sin posibilidad alguna de gobernar, es una señal más de la indecencia del personaje.
En los últimos días, he repetido mucho que lo único que me creo de Pedro Sánchez, ya que hace años que todo lo que dice lo pongo en cuarentena, es que le da asco y repugnancia la corrupción. Por tanto, si se acabara confirmando el financiamiento irregular del PSOE, que está bajo la lupa de la UCO, sería el mayor fraude personal hacia mí. Quiero creer, como nos ha dicho muchas veces en público y en privado, que él no sabía nada de lo que pasaba. Aunque algo le había llegado a oídos, como nos había llegado a nosotros, a los periodistas, a personas de su entorno más cercano.

La dimisión de Pedro Sánchez es necesaria y urgente. No puede esperar ni un día más. No puede justificar ni en el miedo a la ultraderecha ni en la falsa voluntad de los ciudadanos, que el 23 de julio de 2023 votaron mayoritariamente otra opción, el hecho de mantenerse en el palacio presidencial para asegurarse el control de la justicia, de los medios de comunicación y reformar la ley electoral. Son las tres cosas que más desea ahora mismo.
Cada día que pasa, Pedro Sánchez tiene más difícil pasar a la historia como él le gustaría pasar. Recuerden que le preguntó, al inicio de su mandato, en el año 2018, al primer ministro de Cultura, Máximo Huerta, a quien hizo dimitir por una antigua multa tributaria que ya había saldado. “Tú, Máximo, ¿cómo crees que pasaré yo a la historia?”, le dijo. No creo que pase como él imaginaba. La historia lo juzgará.
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