
Y, de repente, la prensa de izquierdas despertó
La izquierda está desbordada por el hundimiento del sanchismo y la prensa se ve arrastrada al ridículo colectivo

Si un progre hubiese entrado en coma en el mes de marzo y despertara ahora, no daría crédito a sus ojos. El equipo de Opinión Sincronizada (en esta caso, opinión y felación son sinónimos) se ha incorporado a la máquina del fango, a la difusión de calumnias, a la desinformación fascista. Breve nota: en realidad, para un progre, a nivel cognitivo, el estado de obnubilación comatosa es su estado natural, por tanto, no hay “despertar” posible, pero valga lo anterior como figura retórica.
La ruina del sanchismo está teniendo consecuencias cómicas en todas direcciones: la mejor de todas es ver a cómo intenta recuperar su legitimidad la tropa integrada por Cintora, Intxaurrondo, Maestre, Ruiz, Ferreras, Mejide, Escolar, Barceló y demás criaturas de los abismos. Lo mismo vale para las cabeceras de izquierda: El País, Público, El Diario, El Plural, la SER, todos están ahora haciendo equilibrios en las fronteras mismas de la Extinción por Ridículo. Qué hermoso espectáculo, qué honda satisfacción, qué recreo para el intelecto.

Todo eran mentiras, todo eran maniobras mediáticas del fascismo y los pseudomedios, hasta que la UCO, con la blanca serenidad del ajedrecista, movió pieza. Entonces Santos Cerdán fue dimitido y el mismísimo Perrosanxe realizó una comparecencia de opereta, maquillado como una cabaretera rumana, haciendo mohines lacrimógenos de telenovela.
El problema de la prensa de izquierdas es doble. Habían dejado de ser prensa para convertirse en un grosero aparato de propaganda y habían dejado de ser de izquierdas para simplemente apoyar a Sánchez en su orgía de mentiras y ocultaciones. El ejercicio de contorsionismo moral al que se ven abocados, para deleite del aficionado, tiene un futuro de color hormiga, porque muchos no nos olvidaremos de su papel de hooligans enloquecidos. En la política actual el terreno de juego son las redes sociales, que penalizan de manera salvaje y sanísima a quien se convierte en meme.
Pues bien, Silvia Intxaurrondo con su tono gélido de matrona de orfanato, con su izquierdismo frígido, con su tono condescendiente, ya es solo material para el chiste y la burla de barra de bar. Antonio Maestre, supremo lanzador de micrófonos, ha quedado reducido al rol de albóndiga diminuta y balbuceante. Jesús Cintora y su tertulia de comunistas (Aroca, Iglesias, Villaroya) tienen hoy el nivel de credibilidad de un conjunto de mariachis hartos de tequila. Panfletos como El Plural o El Diario ya solo sirven como ruido de fondo en el proceso de implosión del koldismo.

Lo más entretenido de todo, con diferencia, es su esfuerzo por hacer ver que la cosa no ha ido con ellos, como si el apogeo del mandatario más odioso desde Calígula hubiera sido posible sin su servilismo demoníaco (como hizo la prensa catalana mainstream durante el Procés y sus insufribles epílogos belgas). En la sala de máquinas del gobierno más progresista de la historia había, desde el primer minuto, una banda de chorizos y degustadores de señoritas, pegándose la gran vida a expensas del contribuyente; a su alrededor, la pringosa telaraña del begoñismo y una constelación de ministras histéricas.
Nuestros periodistas progres no vieron nada de todo esto, ocupados como estaban en absorber la riada de subvenciones y prebendas para nutrir los oscuros acuíferos de su lucro personal. ¿Realmente se creen que ahora van a recuperar su reputación fingiendo estar escandalizados? Después de llenar la televisión pública con el listillo de Broncano, cartelitos antisemitas y el escuadrón zíngaro del Sálvame Deluxe, ¿se piensa el PSOE que la ciudadanía va a entrar en amnesia colectiva?
Van a esquivar la cárcel, lo que ya es mucho, viendo el daño causado. Pero lo que se van a comer con patatas, durante los hermosos años por venir, es el más majestuoso de los desprecios. Las carcajadas no han hecho más que comenzar.
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