Montaje Pedro Sanchez, Feijóo y Abascal

OPINIÓN

Salir del armario

Feijóo ha perdido porque ha asumido el marco mental de la izquierda

Si la derecha quiere ganar alguna vez en España tiene que salir del armario. No puede ser que asuma el marco mental de la izquierda. Que es lo que ha pasado.

Es cierto que el PP ha ganado algunas veces. Como Aznar en el 2006. O Rajoy en el 2011. Pero en el primer caso por los pelos -necesitó a Pujol- y cuando el PSOE ya daba muestras de agotamiento. De hecho, estaba hasta el cuello de corrupción.

Mientras que Rajoy tuvo que hacer frente a dos legislaturas de penitencia tras la mala gestión que hizo el Partido Popular de los atentados del 11-M. Corramos un tupido velo sobre los mandatos de Zapatero.

Por eso, hagan un simple ejercicio: tomen aire y digan en voz alta: “soy de derechas”. Ya verán que no se hunde el mundo. Ni le sale cola de demonio.

Sin embargo, Alberto Núñez Feijóo cayó en la trampa que le tendió Pedro Sánchez. El gobierno de PSOE y Podemos era un “gobierno progresista” mientras que el PP y Vox eran la “ultraderecha” o la “extrema derecha”.

El líder del PP no se dedicó ni un minuto a rebatir ese mensaje. Al contrario, huía de Vox como de la peste. Nunca he visto un candidato que despreciara tanto su aliado natural.

Porque la verdad es que tanto Podemos como Vox son partidos parlamentarios, o sea que es tan legítimo pactar con unos como con otros. 

¿Si el PP necesitaba a Vox en Extremadura, Valencia, Baleares o Aragón con quién iba a pactar? ¿Con el Espíritu Santo?

De hecho, en Europa, es tan legítimo ser de derechas como de izquierdas. Los conservadores británicos no van por el mundo pidiendo perdón pese a que han construido un barco-prisión para los recién llegados que pondría los pelos de punta hasta a los de Vox.

En cambio, en España, es más fácil ser de izquierdas que de derechas. La izquierda es la progresía, lo bien pensante, lo bien visto. Es una herencia del franquismo que el PSOE ha exprimido a fondo. Entre otras, con las leyes de memoria histórica, incluso “democrática”.

Pero tampoco lo entiendo. No solo porque el dictador lleva muerto casi cincuenta años, sino porque en Alemania e Italia tuvieron regímenes peores y, en cambio, la democracia-cristiana ha gobernado un montón de años.

Bueno, sí que lo entiendo: es lo que decía al principio. La derecha todavía va con complejos. Por eso: repitan el ejercicio, si hace falta, digan en voz alta: “soy de derechas”. Y de verdad que no pasa nada.