Roro Bueno y Begoña Gómez con un fondo rosa
OPINIÓN

Roro mujer sumisa, Begoña empresaria empoderada

Yo creo que a Pablo ya le apetece que dejéis un poquito en paz a su novia

La izquierda mediática ha vuelto a salir en tromba contra una veinteañera. Todo por el terrible crimen de cocinarle unos papardelle con ragú de pato a la naranja a su novio, Pablo. Hablo de la “tiktoker” Roro, que lleva dos semanas en el punto de mira de los progres.

Una cortina de humo cosida por Roro y vendida por Moncloa 

La acusan de promover el movimiento antifeminista “Tradwife” en España, a pesar de que ella lo haya negado públicamente. Nuevamente, una cortina de humo y una polémica hinchada artificialmente, como la última con Nacho Cano, de la que ya no sabemos nada.

Otra vez el objetivo prioritario: tapar las corruptelas de Begoña Gómez. No es casualidad que todo esto salte en pleno cerco judicial a la esposa de Sánchez. Otra vez la Ser, el País, el Diario y el Plural en su ejercicio de opinión sincronizada.

Aprovechando el tirón de una chica que ha decidido que se va a ganar la vida cocinando en Tiktok.

La mujer modelo

Quizás para el feminismo woke, el ejemplo de mujer hecha a sí misma es la que tiene una cátedra en la Complutense sin tener estudios. Que es la misma que trafica con influencias utilizando el cargo de su marido. Aunque me temo que ella no hará platillos para Pablo (ni para Pedro) porque en Moncloa hay servicio doméstico.

Tengo que reconocer que me pierdo en el ideal de mujer que tiene el feminismo. Porque un día te piden que te empoderes y seas libre y al siguiente, te desprecian por hacer lo que te da la gana. Para las charos del pelo de colores solo eres libre si sigues sus dogmas; el resto es sumisión al hombre.

Y es que eso es la esclavitud moderna: vivir como dicta el sistema. Empoderarte, para la sociedad de hoy en día, es tener una pareja sexual distinta cada fin de semana. O no comprometerte un mínimo con nada de lo que hagas.

Es normal que la reacción contraria sea tan agresiva. Solo busca parar un fenómeno que se puede extender como una mancha de aceite. De la misma forma que llaman sectas a los movimientos católicos juveniles.

Porque hoy en día, servir a alguien que no sea el dinero o el sexo desenfrenado es considerado un sacrilegio contra la Agenda Woke. ¿Para qué ser libre, si los medios ya te dicen lo que te conviene?

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